Pov. Joshua.
El sueño era esquivo, un lujo que mi cuerpo anhelaba, pero que mi mente no estaba dispuesta a conceder. Me revolví en la cama, sintiendo la frialdad de las sábanas contra mi piel y el dolor en mi abdomen.
Cada vez que cerraba los ojos, imágenes de Pilar asaltaban mi mente, mezcladas con los recuerdos del altercado con James, la sangre, el dolor. Pero sobre todo, su mirada intensa, cargada de emociones que no podía desentrañar del todo.
La herida en mi costado ya no palpitaba tan fuerte, gracias a los analgésicos, pero el malestar emocional seguía latente, pulsando en mi interior como una herida mucho más profunda y peligrosa.
No me había controlado, no pensé, seguí un impulso por el miedo a que la lastimara. La dejé poco más humillarme porque no levantaría mi mano en su
