Pilar El día había transcurrido como un torbellino. La entrevista había salido mejor de lo que esperaba, pero la sensación de alivio se desvaneció rápidamente, reemplazada por la inquietud que había estado guardando desde hacía días. No podía sacudirme de la idea de lo que podría suceder con Joshua o Michael —maldición sus nombre me estaban matando —y la tensión que siempre se sentía entre nosotros. Mientras salía del edificio, decidí dar un paseo por las calles de Manhattan para despejarme. La atmósfera vibrante de la ciudad me recibió y a diferencia de lo que paso anteriormente ahora no se sentía molesto. Preguntas sobre el futuro, sobre mi carrera, y especialmente sobre mi nuevo vecino, me inundaban. ¿Por qué me sentía tan atraída hacia él? Sabía que aquello se debía a causas que p
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