Parte 1: Capítulo 6.1

1963 Words
A los días de haber sido presentado como el nuevo líder Belyayev, Mikhail convocó a una reunión a Los Cuatro Puntos Cardinales. Nikolay Veselov, al haber terminado de criarlo, conocía muy bien al nuevo líder de la mafia rusa y supo con solo observarlo que les pediría seguir con el plan que su padre iniciara para dejar atrás los negocios ilícitos. Sin decir nada a sus otros tres socios de negocios y amigos, se sentó a escuchar lo que Mikhail quería compartir con ellos. -Gracias por estar aquí, queridos tíos. Lo que quiero compartir con ustedes no se me hace fácil decir, ya que imagino que no van a estar de acuerdo conmigo, y eso es lo que me limita a poner en marcha de una buena vez el plan requerido para alcanzar el objetivo que me he trazado al conocer a los líderes de los grupos, cárteles y clanes mafiosos más grandes y fuertes del planeta –por unos segundos Mikhail guardó silencio y enfocó su mirada sobre la mesa en la que apoyaba sus manos para encontrar las palabras adecuadas-. Quiero que me ayuden a ejecutar el plan que mi padre pensó para dejar los negocios ilícitos producto de su rol dentro de la mafia-. Yuri, Alek y Dmitry intercambiaron miradas entre ellos, el único que se quedó observando tranquilamente a Mikhail fue Nikolay. El Punto Cardinal del Este quería encontrar un motivo para negarse al pedido del joven líder, pero después de verlo convertirse en un hombre, era difícil decirle que no, ya que conocía el tipo de corazón que tenía el líder Belyayev, uno que no calzaba en ese mundo violento y cruel. -Nosotros nunca estuvimos de acuerdo de que tu padre dejara los negocios, Mikhail, ¿qué te hace pensar que te apoyaremos en este pedido que nos haces? –preguntó el gigante Yuri Baranov, el Punto Cardinal del Norte. -Que por más que mis genes griten que soy un Belyayev al tener el cabello blanco y los ojos violetas, mi corazón es Ivanov, y no he sido criado para tener esa clase de vida que mi padre y ustedes han experimentado desde que son unos pequeños niños. No sé si mi padre vio que no podría cumplir el rol de líder como él lo hizo, no sé si fue por amor a mi madre que pensó en alejarse del mundo de la mafia, pero lo que sí sé es que no estoy preparado para lidiar con todo esto. -Vamos, Mikhail, no es tan difícil –intervino Alek Belov, el Punto Cardinal del Sur-. Con tus habilidades numéricas y memoria excepcional puedes manejar sin problemas los negocios. Eres tan buen gestor como tu padre. -Mi rechazo a continuar trabajando dentro de la mafia no radica en que si soy o no capaz de administrar el negocio. Es por una cuestión moral, tío Alek. -Moral, ¿qué significa eso? –cuestionó con desagrado Dmitry Smirnov, el Punto Cardinal del Oeste-. ¿Crees que tu abuelo Ivanov conocía de moral? Ese hombre habrá tenido un negocio dentro de la ley, pero explotaba a sus trabajadores cuando los representantes de esta le daban la espalda. La verdad, querido Mikhail, es que si quieres ser rico y poderoso siempre vas a tener que pisar y destruir a alguien. Los empresarios que salen en esas listas de los más ricos no son mejores que nosotros, ellos también delinquen, corrompen almas y ahogan corazones inocentes en mares de desdicha. -¡Lo sé! –y Mikhail dejó su silla súbitamente y golpeó la mesa con ambas manos. Sentía que perdería la calma al no ser entendido por aquellos hombres que siempre intentaron ser una figura paterna para él después de la muerte de Boris Belyayev-. Sé que no hay hombre millonario que no haya hecho fortuna sin herir, dañar, corromper a alguien, lo sé bien. Mis propios tatarabuelo y bisabuelo enterraron en fosas comunes sin que sus familiares y la ley lo supiera a cientos de hombres, mujeres y niños que morían por las inapropiadas condiciones en que trabajaban durante extenuantes horarios laborales dentro de las minas de diamante, pero ellos no soy yo. Desde mi posición les digo que prefiero terminar siendo un oficinista común a tener que manejar un imperio cuyas bases están hechas con la sangre y lágrimas de inocentes –de golpe llegó el recuerdo de su madre y los ojos se le llenaron de lágrimas a Mikhail. Intentó no mostrar debilidad antes esos cuatro hombres que eran reconocidos por ser los más terribles y sanguinarios mafiosos de toda Rusia, pero apenas era un joven adulto que hasta hace poco fue un niño que quedó huérfano por un cobarde atentado. -Te apoyaremos, Mikhail –soltó Nikolay y en automático los otros tres Puntos Cardinales giraron sus miradas llenas de sorpresa y fastidio hacia aquel que siempre fue el más reflexivo y mejor estratega de los cuatro-. Si Mikhail no quiere estar inmiscuido en este mundo, no podemos obligarlo –dijo dirigiéndose a sus tres socios y amigos-. Boris desde muy joven tenía sus motivos para dejar el mundo de la mafia. Alguna vez los compartió con nosotros, cuando apenas éramos unos críos de doce o trece años, pero no lo tomamos en serio porque éramos jóvenes y creímos que bromeaba, pero cuando conoció a Marie, se casó con ella, nació Mikhail, y no quiso entrenar a su hijo para que sea su sucesor, debimos darnos cuenta que lo que pensaba siendo un adolescente era en serio. Ahora nos toca apoyar a que el hijo de nuestro amigo, de nuestro hermano mayor, logre el cometido que este no pudo porque la muerte lo alcanzó antes de que lo consiguiera-. Los tres hombres no estaban convencidos aún, por lo que manifestarían lo que les preocupaba. -¿A quién entregarás los negocios de Los Belyayev? –consultó Alek Belov. -Los que se manejan desde Rusia los dividiré entre ustedes cuatro y los que se desarrollan en otros países al grupo, cártel o clan cuyo líder quiera hacer conmigo el pacto de sangre, comprometiéndose a respetar mi decisión y a protegerme de quienes no quieran aceptar que salgo de este mundo criminal. -Imagino que priorizarás entregar los negocios en el extranjero a aquellos que son nuestros socios, para que los lazos se tornen más fuertes, pero ¿cómo harás en aquellos países en donde la participación de tu familia no ha dependido de una sociedad? –preguntó Yuri Baranov. -Analizaré a cada grupo y el que tenga sus ideas más parecidas a las de mi padre le haré entrega del negocio en ese país, claro, previo que acepte hacer el pacto de sangre. -Cuando entregues todos los negocios ilegales a quienes mejor te parezca, ¿romperás los lazos que tienes con nuestras familias? –después de que Dmitry lanzara la pregunta los cuatro observaron con cara de póker al joven líder Belyayev. -Ustedes y sus familias son más que socios de negocios para mí. Ustedes son los hermanos de mi padre, y sus hijos son mis hermanos. La relación con ustedes, entre sus familias y la mía, es eterna e inquebrantable. Me salgo de los tratos con la mafia, pero no de sus vidas –las palabras de Mikhail reconfortaron los corazones de Los Cuatro Puntos Cardinales, quienes en algún momento creyeron que llegarían a ser repudiados por quien amaban como a un hijo por tener una vida dedicada al crimen. Sin que ellos se los esperaran, Mikhail abrió los brazos, invitándolos a darle un abrazo. Para los rudos y valientes hombres resultaba un poco embarazoso expresar así sus emociones, pero al ver a Nikolay aceptando el abrazo, los otros tres no dudaron en seguir sus pasos y sellar esa promesa de amistad perpetua con ese gesto de cariño. Aconsejado por Los Cuatro Puntos Cardinales, Mikhail inició la entrega de los negocios ilegales dentro de la mafia internacional en los países en donde se producía la materia prima para la droga: Perú, Bolivia y Colombia. A estos países sumaron a México y Estados Unidos, ya que se encontraban en la misma latitud territorial. Los Belyayev habían invertido grandes sumas de dinero en campos de coca en las alturas de la Cordillera de Los Andes y de opio en las cálidas tierras colombianas, por lo que fue sencillo entregar esos negocios a sus socios. En el norte del continente americano, el negocio era la distribuidora de armamento y municiones, una que alimentaba a los diferentes grupos delictivos de esa zona, y la ruta secreta para el ingreso de drogas de México hacia Estados Unidos. A su socio estadounidense le entregó la administración de la distribuidora y al mexicano la ruta secreta, una que nunca sería encontrada por las autoridades del país de los cincuenta estados porque Los Belyayev había comprado hasta a la décima generación futura de los poderosos de cada partido político, asegurando que quien sea el que salga elegido presidente, nunca actúe en contra de los intereses de la familia rusa. Como la gente metida en estos negocios clandestinos es desconfiada, deshacerse de los de propiedad de la Familia Belyayev en América tomó unos años, cuatro para ser preciso, pero en cada uno de los acuerdos de entrega, los líderes mafiosos hicieron el pacto de sangre, donde el fluido vital de cada líder se mezcla sobre una moneda de oro donde está grabado en cada lado el símbolo que representa a cada grupo, en el caso de Los Belyayev, era el águila bicéfala llevando flores de manzanilla en sus picos –el águila bicéfala es un símbolo hitita adoptado por los imperios indoeuropeos y es parte del escudo de armas de Rusia. La flor de manzanilla es la flor nacional de Rusia, y en sus inicios Los Belyayev la cultivaban y la vendían en los mercados por sus propiedades medicinales, así como por el uso que le daban en trabajos manuales y en la decoración-. Cada líder mafioso no dudó en dar su palabra de que respetarían la decisión de Los Belyayev de retirarse de los asuntos de la mafia y a protegerlos si es que así fuera necesario, ya que lo entregado a cambio ascendía a cantidades extraordinarias de dinero, algo que amaban mucho esos hombres crueles y pecaminosos. Luego de América, se dirigió a Oceanía. En Australia y Nueva Zelanda tenía almacenes y una ruta de tráfico de drogas tan segura como la que cruzaba la frontera entre México y Estados Unidos, por lo que los líderes de las mafias en esos países no dudaron en aceptar el trato, así como pactar el compromiso de respetar la salida de Los Belyayev del bajo mundo de la mafia y protegerlos en un futuro si así fuera necesario. Cuando empezó a hacer entrega de los negocios que manejaba en Europa, Mikhail ya tenía veintitrés años. En paralelo a las gestiones que realizó en América y Oceanía se dedicó a sus estudios universitarios en Administración de Empresas, concluyéndolos con éxito y siendo reconocido como el mejor de su clase. Mikhail, además de ser un hombre atractivo y con buenos valores, era un destacado estudiante y un buen estratega de negocios, por lo que su fortuna no se vio afectada al deshacerse de los primeros negocios ilícitos, sino que creció al empezar a mirar otros rubros en los cuales se animaría a invertir. Al principio se imaginó que la entrega de los negocios en Europa sería una gestión a desarrollarse de manera más rápida, pero se equivocó. En la reunión que sostuviera con Los Cuatro Puntos Cardinales para informarles sobre a qué clanes les entregaría el poder comercial y monetario que tenía en los diferentes países europeos, encontró la objeción de los cuatros hombres en quienes confiaba sobre su elección para el territorio italiano.
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