Al entrar a la Mansión Belyayev prefirieron dejar el solárium para ir al estudio de Mikhail, en donde podrían seguir hablando sin ser interrumpidos. El magnate ruso estaba curioso por saber sobre su vida, ya que desde que se enterara de su enfermedad, hace dos años atrás, dejó de seguirle el rastro, ya que se enfocó en sanar, objetivo que no pudo lograr. Al caminar abrazada al hombre que fue su único amor, entendió que el sufrimiento que padeció a manos de Ichiro y Taro fue necesario para romper el ciclo de una tibia felicidad. Ella amaba a Taro como a un hijo, como si lo hubiera llevado por nueve meses en su vientre, por lo que fue muy feliz siendo su madre, pero por Ichiro nunca sintió amor, deseo, mucho menos pasión, sentimientos que solo Mikhail despertaba en ella, por lo que en la Man
