Durante la recepción le presentaron a varios empresarios y a sus acompañantes, con quienes departían por poco tiempo porque Ichiro estaba pendiente de encontrarse con uno que era de su interés, un empresario italiano de medios de comunicación, a quien quería proponerle una sociedad para intercambiar productos, como series de televisión o programas culturales. Cuando su esposo dio con la persona que buscaba le pidió que entretenga a la esposa, que era española, por lo que podrían platicar sin problema, mientras él discutía el tema que le importaba con el italiano y otro posible socio más. Así fue que cuando llegaron a donde estaba el tan importante hombre de negocios, Ana trató de lucir amable y dispuesta a atender a la pareja, pero encontró en la expresión de la esposa una extrema seriedad
