No entendía que tipo de embrujo tenía esa mujer sobre mí, pero me desconocía completamente cada vez que nos encontrábamos. Suelo ser un hombre tranquilo, no muy sociable y enfocado en mi trabajo, pero ella… Ella me volvía un troglodita de las cavernas, sacando mi lado más animal y por desgracia para mí, no podía dejar de pensarla, por mucho que así lo quisiera, lo que me hacía sentir como un jodi.do adolescente, recurriendo a la autosatisfacción, cuando ella se cruzaba por mi mente. El viaje hasta su casa, inició en un completo y no desagradable silencio, hasta que decidí preguntarle por el concurso, donde su semblante se iluminó y me dijo lo entusiasmada que estaba con respecto a ello. Por supuesto, no pregunté nada respecto a su proyecto, pero pude ver en ella lo mucho que ama lo qu