01. Kyle Morgan
Conquistando al jefe es una novela exclusiva en la plataforma Dreame y Sueñovela.
Escrita por Andrea Paz PS y registrada en SafeCreative bajo el código: 2209242076028.
Se prohíbe cualquier copia parcial o total de la obra, ya que estará infringiendo los derechos de autor.
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¡Hola, hola!
Si estás aquí, leyendo esto, te recomiendo que primero pases por mi historia "8 deseos de Navidad" y leas el primer relato llamado "El evento del año", ya que esta es la continuación de ese mismo.
Megan Wilson es una mujer bastante inteligente. Analista de Comercio Exterior en "Morgan and Associates, Investors", una de las empresas más grandes de Miami y donde actualmente tiene una promesa latente, de una pronta promoción en su departamento.
Hace un año, pidió un inocente deseo de Navidad: conocer al hombre de sus sueños.
Lo que nunca imaginó es que ese hombre, aquél que era perfecto en todo el esplendor de la palabra, ni siquiera sabe de su existencia y es totalmente diferente a lo que ella había soñado: frío, distante y algo arrogante, volviendo todo una tarea casi imposible de la cual no desistirá con facilidad, por lo que hará todo lo que esté a su alcance para conseguirlo y terminar conquistando al jefe.
✧─═ Megan ═─✧
“Señorita…, señorita”, escucho a lo lejos y abro los ojos, desperezándome un poco.
—Hemos llegado —El chofer del taxi me mira a través del retrovisor y miro por la ventana, encontrándome con el gran letrero iluminado de “Rusty Pelican”.
Confundida miro la pantalla de mi celular, sorprendida porque son las diecinueve horas y veinte minutos del diecisiete de diciembre de dos mil veintiuno.
¿¡Qué!?, ¡Esto no puede estar pasando! —pienso, mientras muevo mi cabeza, creyendo que realmente esto es un sueño.
—¿Estoy soñando? —murmuro. El hombre tuerce una sonrisa y niega.
—No pensé que se dormiría, pero el atasco nos entretuvo un buen rato —explica—. Odio que haya accidentes en estas fechas —Se lamenta y asiento.
—No se preocupe, no fue su culpa —digo aún adormilada.
Le cancelo la carrera y después de que se despide, asiento en su dirección y me bajo, demasiado confundida. Al ver mi reflejo, en las puertas del restaurant, me doy cuenta que llevo el vestido rojo y mi bolsa de mano, la cual abro y veo la invitación.
¿Cómo es posible que todo haya sido un sueño? —Niego y comienzo a caminar al interior, donde el anfitrión me pide la invitación, se la enseño y abre las puertas.
Todo se está volviendo a repetir tal y como lo viví. Sigo las indicaciones hacia el salón y un chico me dirige al lugar donde se efectúa la cena. Me hace pasar luego de abrir las puertas y me acompaña a la mesa donde están los gerentes, por lo que trago el nudo que se me ha formado en la garganta, al ver que Kyle ya está sentado a la mesa.
—Buenas noches a todos —Saludo a los hombres, que con cortesía me responden al saludo.
—Buenas noches señorita Wilson, por poco y casi no la reconozco —dice sonriente el señor Little.
—Vaya hora de llegar —bufa Kyle, por lo que abro los ojos sorprendida de la forma tan petulante en la que me ha hablado—. Se exigió puntualidad, señorita…
—Wilson… —respondo—. Megan Wilson —Busco su mirada y me encuentro con un ceño fruncido y la calidez del hombre del que me enamoré, no aparece por ningún sitio—. Disculpen el atraso, pero había un accidente en la carretera —intento explicar.
—Es mejor que no se justifique. Eso empeora todo —rebate Kyle. Abro los ojos con asombro y una bola de nervios se instala en mi estómago, por lo que bajo la mirada y siento cómo mis ojos se cristalizan. El señor Little me da unas palmadas comprensivas sobre la mano y niega.
—Odio que pasen esas cosas en estas fechas, cuando todos deberíamos estar en familia —menciona el señor Little y le doy la razón, con un asentimiento.
Tal y como en mi sueño, el señor Little, aprovecha la instancia y me presenta a los gerentes de las distintas áreas de la empresa.
Durante toda la comida, los hombres se han reído y han hablado de cosas a las que no he prestado atención. Kyle, el señor Morgan, es un completo desconocido. Frío, distante y algo arrogante. No me recuerda, en lo absoluto, al hombre con el que había estado o soñado hace unas horas atrás.
Las horas se me hacen interminables y lo único que quiero en este momento, es irme a casa y llorar, ya que no entiendo cómo puedo haber soñado algo tan maravilloso en tan pocos minutos y que se haya desmoronado todo tan rápido, convirtiéndose en una tortura al ver que nada es como lo soñé.
Me retiran el plato de fondo y aprovecho la instancia para ponerme de pie y arrancar al baño, ya que necesito entender lo que ha sucedido. Los hombres a mi lado se ponen de pie como gesto de caballerosidad.
—Permiso —Me excuso. Kyle me mira de arriba abajo y logro ver que, casi esboza una media sonrisa, la que desaparece más rápido de lo que llegó, por lo que suspiro.
Camino con gracia hacia Tracy, a quien le hago una seña, para que se levante y me acompañe al baño.
Tracy me alcanza poco antes de entrar al baño.
—¡Te ves espectacular! —Me halaga mi amiga, que trae un vestido verde esmeralda que le hace acentuar su figura—. ¿Qué es esa cara, Meg? —cuestiona.
—¡Tú te ves preciosa! —Le sonrío. Cruza los brazos bajo su pecho y me frunce el ceño.
—¿Demasiado aburrida tu mesa? —cuestiona—. Vaya suerte que tuviste —bufa.
—Ni me digas, mira que el señor Morgan ya me ha regañado un par de veces, sobre todo por haber llegado tarde —respondo, haciendo un puchero y sintiendo mi corazón arrugado en mi pecho.
—Uff, sí… Lo que tiene de bueno y guapo, lo tiene de mal genio —menciona y mis ojos se vuelven a abrir con sorpresa.
—Si supieras, Tracy…
—Si me contaras… lo sabría —Corrige su lápiz labial, sin dejar de mirarme—. Entonces, ¿no me dirás? —pregunta, quitándose el exceso con un trozo de papel.
—Te reirías de mí y no estoy de humor… —respondo sincera.
—Inténtalo —sonríe.
Comienzo a contarle todo lo que había pasado desde que desperté, lo que soñé en el taxi y la razón por la que aún sigo incrédula.
—Pfff… pero amiga —Niega—. ¿Cómo es que llegaste a soñar algo como eso? —Me encojo de hombros y me da unas palmadas en el hombro.
—Ni siquiera lo conocía, ni sabía su nombre… ¿Cómo puede ser posible que el hombre de mi sueño sea igual al real? —cuestiono.
—¿Cómo que no lo conocías? —pregunta intrigada—. Hay fotos de Kyle Morgan en la página de la empresa, además de la sala de reuniones y en la oficina de su padre —agrega.
¿Será posible que lo haya asociado a alguna de esas fotografías y mi mente me haya jugado una mala pasada? —me pregunto.
—Puede ser que lo haya visto y mi mente me haya traicionado… —respondo sin gracia y mi amiga asiente.
—¿Lo hacía “rico” en tu sueño? —pregunta con picardía, moviéndome las cejas.
—Ni te imaginas, amiga… —respondo y me da una mirada divertida—. Y odio que sea tan o más guapo que el de mi sueño, aunque yo lo soñé con ojos grises y realmente los tiene marrón —menciono.
—¿Hasta en eso te fijaste? —Me vuelvo a encoger de hombros y nos ponemos a reír—. ¡En el tamaño deberías haberte fijado! —Hace la mímica de algo muy grande y siento mis mejillas sonrojadas, por lo que Tracy me mira y alza las cejas—. ¡Y sí que lo soñaste bien dotado! —Se ríe a carcajadas.
—Oye… en mi sueño, tú morías por Madison, el de contabilidad… ¿eso es así? —cuestiono y a Tracy prácticamente se le desencaja la mandíbula, para luego echarse a reír con todas las ganas del mundo.
—¿Madison? ¿en serio, Meg? —pregunta entre risas, limpiándose los ojos, por haberse reído tanto.
—Es lo que me dijiste en el sueño —respondo.
—Creo que, por ahora, el único interesante en esta empresa, además del bombón Morgan, es Carl, de recursos humanos —Y ahora que lo recuerdo, sí, es bastante guapo. Él fue quien me hizo la entrevista cuando postulé.
—Sí, tienes razón, aunque es un poco mayor —respondo, ya que debe pasar los cuarenta años.
—“A mí me gustan mayores” —Canta y hace un paso de baile sensual, haciéndome reír—. Ya, vamos… no querrás que el bombón Morgan te vuelva a regañar —Asiento y volvemos a la fiesta.
Dejo a mi amiga en su mesa, aprovechando de saludar a quienes están con ella y vuelvo a mi mesa, donde Kyle está concentrado leyendo un papel, mientras los hombres comen de sus postres, que ya están servidos.
—Apuesto que este será su plato favorito, señorita Wilson —menciona el señor Little, señalándome el postre, el cual es de chocolate, muy parecido al de mi sueño.
—Seguro que sí, señor Little. Me encanta el chocolate —respondo sonriendo.
—Como a todas… —bufa Kyle, por lo que tomo una bocanada de aire y esta vez no pienso que logre bajonearme. Le doy una probada y es delicioso.
—Mmmm… delicioso —digo en voz alta, por lo que se me queda mirando, alza una ceja y luego resopla—. Supongo que es un gusto común que tenemos la mayoría de las mujeres, sobre todo porque se libera una gran cantidad de endorfinas, lo que nos hace tan o más felices que al estar con un hombre —agrego, mirando la cuchara que tiene una porción del postre en ella y aunque no me dirigí a nadie en especial, mi mensaje va con dedicatoria para el señor Morgan.
—Ahora entiendo todo —responde entre risas, el señor Little. Sonrío y miro a Kyle, que se me quedó mirando con el ceño fruncido.
Acabo por terminarme el postre y tal como sucedió en mi sueño, las luces se bajan. Comienza a reproducirse un video con mensajes de agradecimiento y buenos deseos para esta navidad de los gerentes, que están sentados a mi lado, hacia el personal y para la empresa. También una emotiva despedida del señor Morgan, enviándole saludos y agradecimientos a sus queridos trabajadores, por lo que, cuando el video termina, Kyle está en el podio y comienza a hablar, antes que alguien logre aplaudir.
“Quisiera partir dándoles las gracias a todos por haber venido a la fiesta de Navidad, que, como es la tradición de “Morgan and Associates, Investors”, se realiza desde los inicios de la empresa, para sus amigos y colaboradores.
También, aprovecho la ocasión para contarles las nuevas novedades que comenzaremos a implementar a partir del tres de enero de dos mil veintidós, ya que, desde el quince de este mes, pasé a tomar el control de “Morgan and Associates, Investors” y he estado trabajando arduamente con las gerencias, para hacer algunas reformas, las que traerán muchos beneficios para ustedes.
Espero seguir contando con su apoyo incondicional y que continuemos creciendo como empresa.
Les deseo unas felices fiestas, junto a sus familias y que tengan una feliz navidad”.
La gente aplaude emocionada y hay un dejo de temor en las palabras que nos ha dicho, nuestro ahora, nuevo jefe, ya que tantos cambios y nuevas reformas, no es un mensaje muy alentador, sobre todo, cuando vienen de la mano de un hombre como Kyle Morgan, que, al parecer, no es ni parecido a lo que era su padre, sino todo lo contrario.