Un año había pasado desde que Anael le dio la espalda. Aunque no sea del todo cierto, se admitió a sí misma mientras entraba al local. NatuCompany. Empezó como una tienda donde se las ingeniaron lo suficiente con el equipo correcto como para empezar a hacer gotas con fines médicos de extractos de plantas naturales, e n medidas adecuadas y correctas, además de artículos de uso diario hechos sin tanto procedimiento químico. Era un éxito. Ahora que tenía cierta empresa como benefactora de sus proyectos médicos, había avanzado al siguiente nivel. Entró con cuidado por sus tacones altos sobre el piso pulido, saludó a la recepcionista que le indicó dónde sería la reunión. Y claro que se sentía nerviosa, como siempre que se acercaba a la compañía de Anael. Pero nunca lo encontraba, y eso s