—¿Papá?
—Patrick... yo, no lo supe hasta hace poco.
—¡Quiero que me lo expliques tú!
—Patrick, cariño —Dijo Adriana con un suave tono de voz. — Yo te lo puedo explicar.
—¡Solo quiero escuchar a mi papá! ¡Tú estás muerta!
—Patrick, no le puedes hablar así a mi mamá.
—¡Al c*****r que abrazas le hablo como quiera! —Gritó y Adrian rápidamente se abalanzó sobre él, los demás intentaron separar a sus hermanos mayores, todos estaban igual de impactados pero menos molestos que los hermanos Betancourt, Jane se encargó de llevarse a Patrick a la cocina para limpiar la sangre que salía de su nariz.
—Adam, ¿cuál es mi habitación? —preguntó Adriana.
—No perteneces a esta casa, ésta, es la casa de mi esposa. Puedo pagarte un hotel.
—Soy tu esposa.
—Mi mamá es la esposa de Adam —Dijo Serena.
—Tu mamá, será linda y firmará los papeles del divorcio —Dijo y se dirigió a su hijo mayor. —Cariño, ¿estás bien? Vamos, te limpiaré.
Adam miró a Adriana pasearse por su casa e ingresar al baño, como si fuera la dueña del lugar, como si aún perteneciera a esa familia, no podía creer que había amado a un monstruo sin darse cuenta de que era una pesadilla de persona.
Fue esa la primera vez que Adam miró a Daniel como su primera opción.
—Bien, yo creo que mi hermano y yo nos iremos a un hotel con mi madre, Zack ¿quieres venir con nosotros? —El menor asintió y le dio una palmada en el hombro a su padre antes de ir por sus cosas al igual que sus hermanos.
—Todos ustedes se quedan, acomoden a su madre abajo y acompáñenla un rato —En cuanto los gemelos se llevaron a Daniell, con la ayuda de Allan, Luthor se dirigió hacia Derek y dijo:
— La única que se va es esa descerebrada, siquiátrica. —El hombre le vio salir del baño ante sus gritos y se acercó a ella para gritarle en la cara. — ¡Te quiero fuera de mi casa! ¡Lejos de mi vida! —Adam cargó a Adriana en contra de su voluntad mientras ella chillaba que era violencia doméstica. —¡Firma los malditos papeles del divorcio! Te fuiste. Perfecto, no regreses.
Todos menos Adrian y Patrick quienes discutían en la cocina vieron a Adam sacar a la mujer cargada en su hombro mientras ella le pegaba y pataleaba, Jane dejó a sus hijas con Allan antes de salir detrás de Adam.
—¡Adam! Suéltala, acabarás lastimándole en serio. Tus hijos te están viendo hacer esto. ¡Adam, por favor!—Dijo Jane quien estaba al lado de su esposo. —¡Adam, no eres así!, no le des el gusto de dividir a tu familia.
Adam miró a su ex esposa durante unos segundos directo a los ojos, la mujer se veía temerosa, sus ojos azules estaban completamente temblorosos y se dio cuenta de que a pesar del tiempo seguía siendo la misma mujer miedosa, toda la vida de Adriana había estado planeada, un buen hombre un esposo millonario, y de vez en cuando dedicarse al arte, pero jamás por mucho que intentara tuvo sueños o metas, solo seguía lo que la gente tenía que decir, en aquellos ojos desesperados miró las pesadillas de su hijo mayor, Adrian gritaba cada noche pidiendo a su madre, sentía un terrible miedo al abandono y al rechazo, y ella era la causante, y cada vez que esos ojos se movían con temor podía ver las inseguridades e inestabilidad que vivía en Patrick, tantas batallas solo para que no se volviera como su madre, una persona solitaria, fría y vacía y no se podía echar los méritos por ellos, porque de no ser por la mujer que le pedía a gritos a su lado que soltara a la fría castaña a la que miraba Patrick sería igual de vacío que su madre.
Abrió la puerta del auto y la depositó dentro de él.
—Te quiero lejos de mis hijos, mi esposa y cualquiera que sea parte de mi familia —Amenazó.
—Vamos a ver quién gana Adam —Derek se interpuso entre su hermana y su ex cuñado.
Tomó del brazo a Adriana y la lanzó en los asientos traseros antes de tomar el asiento del conductor.
Jane miró a sus esposo dar fuertes bocanadas de aire, y mirarle con tanto dolor que no quiso siquiera discutir con él, o hablar porque sabía que la escena de unos minutos antes era demasiado.
Al ingresar dentro de la casa, los gritos de Adrian y Patrick retumbaron por todo el lugar, los dos se veían y escuchaban como enemigos mortales.
—¿Papá?—Dijo Patrick.
—No tomé vacaciones de ustedes, —dijo mirando hacia Jane quien tenía a Serena cargada. — intenté que se mantuviera al margen, que no complicara más las cosa, pero lo hizo.
—¿Sabías que estaba viva? —preguntó Patrick. —¿Hace cuánto?
—Nos encontramos en una clínica, Adriana, Daniell y yo, estaba saliendo de una de mis sesiones de terapia, me mareé y chocamos, luego en el hospital pedí información de mi esposa y la busqué hasta poder hablar con ella.
—¿Qué te dijo? —Preguntó Drake.
—No creo en nada de lo que dijo sea verdad.
—Papá, me lo debes —Adam miró a su hijo directo a los ojos y asintió.
—Dijo que se sentía ahogada , necesitaba un tiempo después de descubrir su enfermedad, infartó y le dijeron que seguiría pasando, y pasó de nuevo cuando estaba de viaje, pensó que ustedes no merecían una vida así y entonces se dio cuenta de que quien le abrumaba era yo y para dejarme a mí, debía dejarles a ustedes.
—Ella no quería dejarnos, le quería dejar a él, no es mala Patrick.
—Pero nos dejó Adrian, ella tenía dos opciones, lo correcto e incorrecto y nos dejó.
—Adam hizo lo mismo.
—Adam, estaba enfermo. Adam, nos crió. Adam, nos castigó. Adam, ha sido mi padre durante todos los días de mi vida. Adam, es la persona que te ha cuidado toda la vida, que te ha amado. Yo estoy tan enfermo como ella y no les he dejado a pesar de la horrible vida que nos ha tocado, Adriana está muerta para mí, y no le enterraré dos veces porque no me acercaré a una mentirosa —dijo a su hermano. —Adriana, esa es la mujer por la que tienes pesadillas, no duras en una relación y es la misma que te dejó a cargo de varias madrastras; yo ya tengo una mamá, irresponsable, necia, estresante y berrinchuda, pero gracias a Jane tengo un título, un trabajo y una madre. Una mamá no es la perra a la que abrazabas, porque esa mujer por la que los tres lloramos solo jugaba a la cenicienta, si la vas a elegir quiero que sepas que no solo te vas de mi casa y de la familia que he construido, te vas de mi vida. La lealtad hermano se acaba.
—¿Está Patrick listo? —el joven rodó los ojos puesto que había olvidado la cena con su novia por culpa de la discusión con su hermano.
—¡Tú no eres quién! —Bramó Adrián
—Sí, serás el mayor pero solo sacaste lo gilipollas que pueden ser tus padres, vete de mi casa y de mi vista, lárgate y olvídate que alguna vez te llamé hermano —Adrian estaba por responder a su hermano cuando le vio llevarse una mano al pecho y comenzar a temblar.
—¡Patrick! —gritó Ada al ver a su hermano caer.
Había sido demasiado por una noche para el corazón de uno de los Luthor.
El corazón mas fuerte se había apagado.