63. Extraña
Annie
Bajo un momento a la sala para hacer un poco de ejercicio. Estoy caminando un poco más, pues no puedo permanecer acostada todo el tiempo. Mi niño está en su cuna, así que no me preocupo. Veo que mi padre entra a la sala y cuando me ve, me da una cálida sonrisa.
—Pequeña hada…¿qué haces caminando? –le sonrío con ternura. En realidad solo él me dice así. Parece ser que al final, a todos les gustó más mi apodo de mariposa, el cual me fue otorgado por mi padrino Lucien. Esa es una victoria que muy seguido sale a relucir cuando ambos hombres tienen ganas de discutir por cualquier cosa.
—Papá, no puedo estar acostada todo el tiempo. Dí a luz a un bebé, no estoy enferma. –Le digo, tratando de que entienda que necesito volver a mi rutina y eso implica que trate hacer
