Siento que voy cayendo a gran velocidad, y la respiración se vuelve errática, tratando de deducir en qué minuto llegará el golpe contra el suelo. Siento pánico, miedo; me siento paralizada, y cuando me intento girar para ver el suelo despierto de golpe, agitada, jadeando y con sudor en la frente. Cómo neuróloga sé que eso es un aviso del cerebro para avisarle al cuerpo que debe seguir respirando, pero no le encuentro razón al por qué me ha sucedido tan seguido, aunque podría atribuirlo como shock post traumático, después del accidente. Tomo el vaso de agua que dejé en la mesita de noche y me vuelvo a acomodar en la cama, para volver a quedarme dormida profundamente. El timbre suena, por lo que me despierto completamente desorientada. Miro la hora en el móvil y son las 07:30 am.