Durante una semana estuve en completo reposo, esperando el regreso de Peter y la cita médica para verificar cómo estaba mi bebé. Mi hermana me acompañó, ya que Peter no llegaría a tiempo. Llegamos temprano al hospital. Después de una breve espera, el doctor me atendió. —¿Cómo se ha sentido, Laura? —preguntó el doctor. —Bien, doctor. Solo me he levantado para bañarme. —De eso me encargué yo, doctor —intervino Luci. —Qué bueno. Vamos a realizar la ecografía. Mientras me hacían la ecografía, mi corazón latía con fuerza. —¿Cómo está mi bebé, doctor? —Veo que todo va marchando bien. ¿Ha tenido algún sangrado? —No, doctor, ninguno. —Eso está bien. Me alegra decirle que no está en peligro. Para el accidente que tuvo, es un milagro que su bebé no haya sufrido consecuencias. Le mandé a re