Abrí mis ojos poco a poco sorprendiéndome al encontrarme en mi habitación y no en aquel parque. Toda la habitación estaba sumida en una oscuridad siendo iluminada solamente por la luz de la luna. ¿Cuánto tiempo estuve dormida? — ¿Cómo llegué aquí? —susurré para mí misma. —Sola no, eso está claro —escuché que alguien hablaba desde un rincón en mi habitación, el mismo en donde siempre se encontraba aquel que vigilaba mis sueños. — ¿Elemiah? —Pregunté un poco confundida. El tono de voz se me hacía muy familiar. Entre Cerré mis ojos queriendo saber si era él. —Él mismo —se acercó, la luz de la oscuridad golpeaba en la mitad de su rostro. Una escena digna de una película de lobos. — ¿Por qué traerme y no dejarme tirada en aquel parque? — ¿Acaso Elemiah era esa persona? No, imposible. —