—Sí —asentí, viendo alrededor y haciéndoles saber a los espectadores que todo estaba bien—. Gracias a Elemiah estoy bien. —Ven —entrelazó mi mano con la suya—. Te llevo a casa. Ni siquiera pude responder o agradecerle a Elemiah el haberme salvado, él ya se encontraba llevándome fuera del lugar del casi accidente, íbamos hasta donde suponía tenía su automóvil, pero de repente, una mano cortó nuestra unión, para así pasar de un contacto leve, a uno muy brusco. —Gracias Jeremiel, pero Samara se viene conmigo —indicó tajante y completamente serio. Trague fuerte al sentir esa tensión que nos envolvía a los tres. Pareciera que no se llevaran bien, pero siempre mantenían juntos, no entendía y tampoco quería hacerlo. —Es mejor que vayas a casa y te cures eso —miré lo que Jeremiel señalaba y l