Después de haber hecho el amor, Ivania y Alex retornaron a sus vidas, Alex estaba feliz y emocionado por lo había sucedido, en cambio, a ella le causaba remordimientos la infidelidad, pero no debía mostrarse culpable, la reacción de Ángel podría ser fatal y no estaba buscando tener problemas con él, todo lo contrario, quería su confianza completa.
Natasha estaba en la cima del éxito, pero algo nuevo surgía, su admirador secreto se había animado a presentarse en persona en su casa, tras un hermoso ramo de flores y una nota motivacional, se escondía un hombre que aparentaba unos 22 años, una gran sorpresa ver que se trataba de un jovencito, a ella le incomodaba la diferencia de edad, por lo que solamente se mostraba agradecida con él por todos sus detalles. Cada día, al terminar sus clases, él le esperaba con una rosa amarilla en el estacionamiento, junto a su auto, todas las veces la invitaba a comer, pero ella agradecía y pronto buscaba la manera de safarse de él, él era persistente, otro en su lugar ya se habría cansado, pero él no, él nunca faltaba a la hora de la salida.
Alex ya había dejado de sentirse culpable por no decir la verdad respecto a Max, había comprendido al fin que era lo mejor, pero aún así quería hablar con él para despejar todas sus dudas y pedirle perdón por lo que sucedió la última vez que se vieron. Mientras Natasha se reunía con Ivania, Alex aprovechó para hablar con su hermano, le llevó un café expreso, su favorito, con ésto le dió a entender que sabía quién era, Aldo entendió el mensaje a la perfección y lo llevó a la otra habitación para hablar a solas, allí los hermanos se abrazaron fuertemente, un abrazo que terminó en lágrimas, Alex estaba muy feliz de estar reunido con su hermano y Max estaba preocupado por verse descubierto. Alex le agradeció todo lo que estaba haciendo por Nathalya y él y le juró que entre Natasha y él no había nada, una simple amistad y un cariño de amigos, de cuñados. Max estaba contento de escuchar ésto y ahora más que nunca debía terminar su misión y volver a casa, le pidió a Alex que Natasha no lo supiera aún, ya que no podrían estar juntos y el saberlo sólo complicaría más su situación, Alex no estaba de acuerdo con ello, pero accedió a su petición, aunque le sugirió que aprovechara a verla a escondidas como lo hacía él.
Ahora Alex sabía que Ivania tenía planes de destruir a Ángel y aunque él sólo quería recuperarla, estaba dispuesto a ayudarla en todo y además, no podía renunciar a seguir viéndola, ya sea como Ivania o como Nathalya, él la amaba.
Ángel y su locura cada vez eran más incongruentes, él comenzaba a decir cosas sin sentido, alucinaba y él mismo ya estaba asustado de sus crisis. Se miraba al espejo y se veía a sí mismo acompañado de su padre y a un doble que le criticaba todo, podía escuchar sus voces que cada día aumentaban sus visitas.
Doña Matilde parecía mejorar cada día, estaba agradecida con la vida y con la oportunidad de seguir viviendo, pero le preocupaba que Nathalya no regresaba, pensaba que era culpa suya por no cumplir su promesa a Dios, su vida a cambio del regreso de su niña, se molestaba consigo misma cada vez que presenciaba el sufrimiento de su familia, por la ausencia de Nathalya, y suplicaba a Dios que terminara pronto con ese martirio.
El pretendiente de Natasha continuaba hostigándola, ella estaba preocupada de que el joven no comprendiera que no quería nada con él, había solicitado a don Emmanuel su protección, con un guardaespaldas había logrado alejarlo, pero las flores y las notas continuaban al acecho. Algunas veces, el muchacho la observaba desde lejos, lo cual lograba intimidarla, otras veces no había ni señas de que él hubiere dejado los regalos, pero Natasha estaba segura que sí eran de él.
Todo parecía normal en sábado, era un día con lluvia y hacía frío, Natasha preparaba galletas para consentir a los niños, ya que estaban aburridos al tener que permanecer dentro de la casa, llamaron a la puerta y la servidumbre abrió, era un paquete para Natasha, en la cocina, ella recibió la caja que contenía el celular y los accesorios que quería, se sorprendió mucho, ya que no se lo había dicho a nadie, solamente lo había escrito en su diario la noche anterior, se puso tan nerviosa que aventó su diario tirando de la pared el retrato de Nathalya, el cuadro se quebró y detrás de la fotografía salió a relucir un escrito dirigido a don Emmanuel. Natasha lo guardó y luego se dirigió a la sala, donde estaban los niños, estaba aterrada y pidió a la muchacha que se quedara acompañándola hasta que regresaran Alex o don Emmanuel, quienes habían llevado a doña Matilde con un especialista que visitaba la ciudad, debían asegurarse que todo siguiera bien con su salud.
Cuando llegaron, Natasha seguía muy nerviosa, se mordía las uñas y su mente estaba dispersa, los niños trataban de entretenerla y ella se esforzaba para que no se preocuparan, don Emmanuel, inmediatamente preguntó lo que ocurría y Natasha les explicó con detalle, Alex se mostraba preocupado por la situación y se puso en contacto con su hermano para informarle, él debía saber cualquier cosa que le ocurriera a Natasha, ese era su acuerdo de hermanos.
Este pretendiente ya había dejado claro que no había límites para él y don Emmanuel no pretendía cometer los mismos errores del pasado, llamó a los agentes de policía que seguían investigando el caso de su hija, aunque ellos presionaban para obtener la verdad sobre ello, ya que sabían que ella había estado allí hace poco tiempo y no se les avisó, don Emmanuel guardaba silencio y exigía ahora la protección para Natasha, les explicó todo lo ocurrido y ellos se pusieron a su disposición, pidieron una descripción detallada del sujeto, todos lo habían visto el día que se atrevió a presentarse en casa.
A Max le molestaba que ese tipo se aprovechara de esos detalles para tratar de lastimar a su mujer, esos detalles que él mismo se había encargado de hacerle llegar cada día.