En la oscuridad de la noche, mientras dormían, Nathalya comenzó a tener pesadillas que le hicieron despertar de golpe, alterada y desesperada, ella gritaba suplicando que no le hiciera daño, que la dejara ir, que su hijo corría peligro y muchas cosas que Alex no lograba comprender ni dar lugar, él no consiguió tranquilizar a su esposa y tuvo que llamar a un médico para que le inyectara un calmante, posteriormente llamó a Don Emmanuel para informar sobre lo sucedido, quien sugirió que en cuanto su hija despertara, se regresaran a su casa para brindarle seguridad y cuidados.
Durante la mañana siguiente, ya que Nathalya logró volver en sí, seguía atemorizada, recordaba las palabras de Ángel y las pesadillas que la habían despertado bruscamente, Alex la miraba extrañado, no sabía cómo preguntarle al respecto sin parecer invasivo. Ella sabía que su esposo tenía derecho a saber toda la verdad y los nuevos conflictos que ahora la aterrorizaban, pero a la vez le causaba pánico tan sólo el tratar de imaginar cuál sería su reacción.
Don Emmanuel seguía omitiendo información, estaba tan seguro de que eso era lo mejor para su familia, esa misma mañana había contratado a un detective privado para que le ayudara a encontrar al infeliz que continuaba importunando la vida y la felicidad de Nathalya.
Al ver y abrazar a su hijo, Nathalya se sintió mejor, entonces, al verse reflejada en la tierna mirada del pequeño, supo que debía armarse de valor y contarle la verdad a Alex, quien ni siquiera podía imaginar los horribles sucesos que ella había vivido.
- Alex, quisiera hablar contigo a solas dijo Nathalya en modo seria
- Por supuesto, cariño – con esta última expresión, Nathalya recordó el encuentro con Ángel durante su boda, quien había utilizado esa misma palabra para referirse a ella
- La verdad, detesto que me digan así, ¿podrías seguir llamándome por mi nombre?
- Está bien, tendré que inventar una buena manera de llamarte, quizá prefieras “mi amor” o “mi maldición” – injirió en tono de burla a lo que ella reaccionó con pequeñas risitas
- En ese caso, soy tu maldición
- Y yo la tuya
- Siempre, pero debemos hablar de algo serio
- Uy, qué miedo – Siguió bromista, pero al detectar la mirada, esa mirada que lanzan todas las mujeres cuando están al borde del enojo, se puso serio para escucharla – te escucho
- Hay algo que no te he dicho aún
- ¿Qué será? – preguntó pensativo
- No sé cómo empezar, bueno, el punto es que… - ella se quedó callada, analizando si debía decir la verdad o no
- Descuida, no tienes que hacerlo en este momento, yo puedo esperar a que estés lista para hablar – dijo esto tomando la mano de Nathalya
- Es algo que no puede esperar, Alex, tú tienes derecho a saberlo
- Entonces, puedes comenzar por el principio, como todo – después de un profundo respirar de Nathalya, ella continuó
- Es referente a Emmanuel, yo no quiero que él se vea afectado por esto que te voy a decir por lo que, te ruego, que no cambies tu trato con él
- Eso nunca, yo lo adoro, ¡lo amo! Jamás permitiría que nadie le hiciera daño ni siquiera yo mismo
- Me siento dichosa al escuchar eso – los ojos de Nathalya se llenaron de lágrimas al decirlo
- Oye, no llores, no me gusta verte así
- Alex, Emmanuel es… él lleva la sangre de… - Nathalya no pudo mencionar más palabras, el nudo en la garganta se lo impedía, por lo que Alex buscó cómo hacerla reír de nuevo, eligiendo esperar para saber la verdad que tanto esperaba
- Pensé que dirías que me amas y que no puedes vivir sin mí, ya que hoy no me lo has dicho…
Alex le regaló un gran abrazo a su amada y se quedaron así juntos por unos minutos, luego don Emmanuel los buscó para saber el estado de su hija, él se percató de lo que sucedía y pidió hablar a solas con ella, para intentar aconsejarla.
- Me di cuenta que estuviste a punto de contarle a Alex lo sucedido, hija
- Sí, papá, creo que ya es tiempo de que lo sepa
- Si tú crees que es lo correcto hazlo, yo te apoyo
- Pero no pude, papá, no me salieron las palabras
- No importa, ya habrá otro momento
- Papá, tengo miedo… ¿y si ese hombre regresa para hacernos daño?
- Eso no va a pasar
- ¿Y si me quita a mi hijo? Yo preferiría morir
- No digas eso, hija, por eso tengo gente de seguridad cuidándonos, contraté a un nuevo jefe de seguridad para ello, tiene años de experiencia y está excelentemente capacitado, podemos estar tranquilos, te lo aseguro
Con estas palabras, Nathalya fingió estar más tranquila, ella sabía que ese hombre estaba más cerca de lo que todos imaginaban y que de alguna manera lograría causarle más desgracia a su vida. De alguna manera que ella no podía explicarse, una nota anónima llegó a sus manos: "QUIERO VERTE" tenía escrito en letras grandes y por la parte de atrás estaba anotada una dirección y una hora. Nathalya debía ir para salvar a su hijo del infeliz que la había violado, pero esa noche debía fingir que todo estaba bien para no llamar la atención ni levantar sospechas.
La noche llegó de nueva cuenta, después de la cena, don Emmanuel informó a los nuevos esposos que las cosas de Alex ya habían sido llevadas a la habitación de Nathalya para que, de ahora en adelante, vivieran como el matrimonio que ya eran. Además, pidió que su nieto se quedara de nuevo con él para darles un poco de espacio y privacidad, ya que a él le gustaría otro nieto pronto, soñaba con ver su casa llena de niños.
Alex y Nathalya se dispusieron a repetir la fascinante noche que habían vivido, él empezó besándola de nuevo y sus manos poco a poco comenzaron a recorrer su piel, Nathalya también lo besaba con pasión y deseo ayudando con sus manos a quitarse la ropa, le gustaba cómo se sentía el contacto de la palma de sus manos con el pecho de su ya esposo, pero de pronto, la imagen de Ángel amenazándola le arrebataba la cordura, provocando que Nathalya rechazara a Alex alejándolo de ella bruscamente. Él la miraba con incertidumbre, ella lloraba desconsolada y se cubría con las sábanas.
- Perdóname, Alex, pero no puedo
- ¿Qué pasa, mi amor?
- No es tu culpa, sólo que no puedo
- Calma, mírame, no importa, ya tendremos mucho tiempo para esto, yo quiero que te sientas segura. Vamos a dormir, solamente dormir, ¿sí?, necesitamos descansar, ha sido un día muy largo.
Alex le demostró su comprensión y durmieron toda la noche, Nathalya tuvo que ingerir pastillas para dormir, por lo que esa noche su sueño no se vio interrumpido por su cruel tormento.