Natasha había decidido volver a ver a Aldo, necesitaba asegurarse que su corazón la estaba engañando, sabía que Max estaba muerto, pero algo muy dentro de ella se negaba a creerlo. Alex ya le había comentado a Aldo lo sucedido y esperaba que su hermano le dijera la verdad o le hiciera cambiar de parecer, aún no decidía qué hacer al respecto, moría de ganas de revelarse frente a ella, pero al mismo tiempo le remordía la consciencia tener que exponerla a que Ángel le hiciera daño también, si los descubría. El departamento donde se veían tenía lugar para que dos parejas pudieran estar a solas, una en cada habitación, por lo que los cuatro pudieron hablar tranquilamente.
Ivania estuvo tan cerca de ser descubierta que había decidido no volver a ver a Alex, pero debía decírselo en persona, aprovechando que tenía que aparentar su visita al médico, lo citó para hablar, a él se le partió el corazón, pero comprendió la posición en la que ella estaba.
— Te voy a esperar, Ivania, el tiempo que sea necesario, toda la vida si es preciso
— Alex, no digas esas cosas, tú tienes derecho a ser feliz
— Nunca podré ser feliz sin ti, así que no me pidas eso
— Lo que menos quiero es lastimarte
— Tal vez ahora no lo veas, pero no soy yo el herido, eres tú misma quien se lastima
— No, Alex, yo soy una mujer casada y creo que puedo rescatar mi matrimonio, es lo correcto
— Lo dudo mucho, por favor, cuando recuerdes quién eres búscame de inmediato, yo siempre estaré para ti
— No puedo recordar, Alex, y sé que ésto es lo que soy aunque todo el mundo se empeñe en decirme lo contrario y yo ya me cansé de tratar de recordar, ya ni siquiera sé si quiero hacerlo
— Cuando necesites una respuesta, sólo escucha mis canciones, todas han sido escritas para tí, ¡todas! Te aseguro que allí podrás encontrar todas las respuestas que necesitas, ahora no lo ves, pero sé que poco a poco te irás dando cuenta tu sola
Las palabras de Alex se quedaron dando vueltas en su cabeza, todos le pedían que recordara, pero ella no podía hacerlo, ahora se sentía más presionada para lograrlo, pero difícilmente lo lograría bajo tanto estrés. Mientras Alex e Ivania se despedían, Natasha y Aldo volvieron a tener una conversación.
— Quiero disculparme contigo, Aldo, el otro día yo...
— Pierda cuidado, señora
— Me recordaste tanto a mi difunto marido que perdí el control de mí misma
— Lo supuse, pero no volverá a pasar, se lo aseguro
— Eres una buena persona
— Usted me está juzgando sin conocerme
— No lo hago, puedo verlo en tus ojos
— Si sabe para quién trabajo, ¿verdad?
— Para el infeliz de Ángel
— ¿Y sabe también que en este trabajo tengo que hacer cosas que me llevarán a la cárcel algún día?
— Ser un guardaespaldas implica mucha responsabilidad
— En realidad, no soy un simple guardaespaldas, soy un empleado de confianza, me pagan por cuidar a la señora Ivania y también me pagan por hacer otra clase de trabajos — Aldo dijo todo ésto con la intención de que Natasha se desilusionara por completo de él
— No entiendo a qué se refiere
— La verdad es que yo... yo debería estar en la cárcel desde hace mucho tiempo, he hecho cosas muy malas y soy un prófugo de la justicia
— ¿Y lo dice así tan quitado de la pena? — Natasha ya estaba muy asustada con las palabras de Aldo
— Sí, soy un sinvergüenza, debí decirlo antes de intentar enamorarla
— ¡Alex! ¡Alex, ayúdame!
Natasha intentó salir corriendo buscando la ayuda de Alex, Aldo le había causado escalofríos con todas sus confesiones y quería huir de él cuanto antes, pero Alex no la escuchaba y Aldo, en su desesperación por evitar quebse fuera pensando lo peor de él, comenzaba a perder la batalla contra sus propios sentimientos, la tomó del brazo para evitar que huyera y la besó apasionadamente, ella se resistió al principio, pero luego de unos segundos se dejó llevar, sus corazones latían al unísono y el tiempo, nuevamente, dejó de transcurrir a su alrededor, Alex que sí había alcanzado a escuchar los gritos de Natasha, llegó a la otra habitación donde estaban, e Ivania tras él, pudiendo observar ese maravilloso beso entre Aldo y Natasha, entonces, Alex se llevó a Ivania de allí para darles privacidad, comprendió que su hermano haría lo correcto. Ivania notó que Alex sabía más sobre esos dos de lo que parecía, él no le dijo la verdad, sólo le aclaró que ellos se habían enamorado al igual que ellos.
— Se enamoraron, como nosotros
— Nunca lo vi venir
— ¿Porqué no? Si el amor es así, llega cuando menos te lo esperas
— Se merecen ser felices
— Sí, se lo merecen, lástima
— ¿Lástima?
— Pues sí, ahora con tu decisión, ya no podrán verse más, dudo mucho que tu esposo le permita a Aldo tener una vida amorosa
— Lo lamento mucho, ya encontraré la manera de ayudarlos
— No lo lamentes, mejor cambia de opinión
— No puedo, Alex, por favor, no insistas
— Claro, porque cuatro corazones rotos son mejor que dos
— No digas eso, ¿quieres?
— Como tú digas, siempre lo que tú digas
— ¿Ahora qué hacemos?
— Nos toca esperar, así como ellos nos esperaron cuando tú y yo...
— Por favor, guarda silencio
— ¿Acaso te da pena que lo diga? ¿O más bien, se te antoja?
— Eres muy indiscreto
— Lo siento, ten — Alex le obsequió su chocolate favorito
— ¿Qué és ésto?
— Se llama "chocolate"
— ¿Y yo para que quiero ésto?
— Pruébalo, te va a encantar
— Claro que no, a leguas se ve que ésto engorda
— Te juro que no te vas a arrepentir
Alex hizo que Ivania comiera su chocolate favorito, ella no había comido uno de esos desde que fue secuestrada por Ángel, tal y como Alex le había dicho, ¡le encantó! Mientras tanto, Aldo y Natasha estaban a punto de llegar a algo más, toda esa pasión que había en sus besos solamente les encendía las ganas de estar el uno con el otro, pero Natasha tuvo sensatez y se detuvo a tiempo, lo observó con detenimiento y se impresionó aún más. A Max no le quedó de otra más que revelar su identidad frente a ella. Natasha estaba al borde de una crisis, no podía parar de gritarle, la reacción no fue la esperada por él.
— ¡Tú no puedes ser Max, él está muerto!
— Soy yo, te lo juro, mírame
— ¡No! Debo estar dormida y pronto voy a despertar, como cada noche
— Natasha, soy yo, no morí, el cuerpo que enterraron era el de otra persona
— ¡No, no! Yo te maté y vienes a atormentarme
— ¡Te juro que no! Tú no me mataste
— No te maté con mis manos, pero sí con la decepción que te causé, ¡perdóname!
— Eso está completamente olvidado, por favor, mírame, soy Max y estoy vivo
— ¡No, no! ¡Alex! ¡ALEX!
— ¿Qué pasa? — cuestionó Alex, quien llegó corriendo
— Me estoy volviendo loca, por favor, sácame de aquí — suplicó Natasha
— No estás loca, Natasha — respondió Alex — al principio, yo tampoco lo podía creer, pero te juro que es verdad, solo tienes que escucharlo
— No estoy entendiendo, ¿quieren explicarme? — interrumpió Ivania
— Natasha, por favor, escúchame
— ¡Por favor, Alex, sácame de aquí!
— Alex, ella está en crisis y las crisis no son buenas, deberías llevártela y ya cuando esté calmada, hablas con ella, así no escuchará a nadie – sugirió Ivania
— Por favor, explícale por mi, Alex — pidió Max
Alex y Natasha se fueron, y Aldo e Ivania se quedaron a conversar, ella necesitaba respuestas, pero Aldo no sabía si debía decirle toda la verdad.
— Ella es mi esposa — explicó Aldo
— ¿Qué? — Ivania se sorprendió mucho al escuchar ésto
— Ella pensaba que yo había muerto
— Con razón se puso así. ¿Y ahora qué haremos?
— No lo sé, necesito pensar
— Bien, por lo pronto, debemos regresar
— Sí, aquí tengo sus supuestos resultados, le sugiero mostrárselos a su esposo en cuanto pueda
— ¿Y qué dicen?
Mientras tanto, Alex llevó a Natasha a casa, en el camino le habló al médico familiar para que los alcanzara en casa. Ya en la comodidad del hogar, Natasha recibió la atención médica que necesitaba, un calmante solamente, pues sólo era cuestión de tiempo para que ella procesara esta verdad. El calmante le ayudó a dormir toda la noche.
Esa noche, Ivania y Ángel continuaban reavivando la llama de la pasión, Ángel seguía tan preocupado por la salud de su esposa que la volvió a tratar con ternura, la noche se fue otra vez compartiendo la intimidad, ninguno de los dos quería perturbar ese momento, razón por la cual no habían hablado de los resultados médicos de Ivania, pero a la mañana siguiente será necesario hablar de ellos.
El día llegó de nuevo y Natasha se levantó muy sensible y pensando que todo había sido un sueño muy extraño, no quiso mencionar el tema con Alex, y él tampoco lo hizo para evitar mortificarla, por lo que ella se quedó con esa idea del sueño.