Aldo se conmocionó al ver a Nathalya de nuevo al lado de Ángel, no se explicaba la situación y no tenía manera de preguntar a don Emmanuel lo ocurrido. Ángel hizo una pequeña reunión con la gente de servicio para darle la bienvenida a su esposa, quien después de tanto tiempo desaparecida, al fin la policía se la había devuelto, ahora la llamaba Ivania, el mismo nombre que había usado para impresionar a don Emeterio, que en paz descanse. Allí, Aldo comprendió lo sucedido, claramente estaba utilizando todas las fotos a su favor, además, Aldo conservaba fotos junto a ella de cuando estudiaban en la preparatoria, así fue mucho más fácil ganarse la confianza de ella. Y nuevamente comenzó a tramar una manera de destruir a Ángel desde dentro de la organización, definitivamente esa sería la única forma de salvarla para siempre de ese rufián.
En casa de don Emmanuel, todos estaban consternados por la nueva desaparición de Nathalya, ni siquiera habían tenido tiempo de mostrarle sus recuerdos, la policía ya había informado de la muerte de la enfermera, obviamente ella era pieza clave para este caso. A don Emmanuel todavía no le convenía decir la verdad acerca de Max, pues él seguía con el enemigo y otra vez, sería la única esperanza para su hija.
Nathalya no lograba recordar nada de su vida, ni siquiera a Max que había sido su cómplice tiempo atrás, en esta ocasión, tampoco sintió conocerlo de antes, sus sentidos aún no estaban al 100% para percatarse de que algo andaba mal. Había adoptado la personalidad de Ivania, la refinada e imponente mujer que había conocido don Emeterio. Se mostraba cariñosa con Ángel, incluso él había logrado seducirla, después de todo era su mujer y sentía que era su deber compartir la cama y la intimidad con él, Ángel al fin había logrado su objetivo y se sentía feliz, la llenaba de joyas y lujos, ella se sentía bien con esa vida, pero no completa, algo le faltaba y desconocía qué era.
Aldo no encontraba la manera de acercarse a ella, la nueva personalidad se lo impedía, además, sólo fingía ser su guardaespalda con el pretexto de protegerla de sus captores, pero no podía decirle la verdad, Ángel seguía teniendo a todos en la mira y sobretodo a él y a Pedro, quien insistía en no haber sido quien realizó la llamada para traicionarlo.
Ivania no podía permanecer encerrada para siempre, disfrutaba salir de compras y gastaba cantidades enormes para sí misma, lo que nunca habría hecho como Nathalya, su apariencia también era diferente, más elaborada, ropa refinada, tacones, joyas, perfumes caros y visitas a la estética con frecuencia, a veces al spa y a los lugares más exclusivos. A Ángel no le importaba en absoluto gastar tanto con tal de mantenerla a su lado como su esposa.
En alguna ocasión se reencontró con Alex en un evento exclusivo, iba acompañada de Ángel, por lo que Alex no pudo de acercarse a ella, pero sí pudo apreciar la presencia de Aldo, quien le parecía muy familiar, pero su apariencia ruda había logrado incomodarlo, aunque su hermano se había visto de esa manera alguna vez, no lograba reconocerlo. La nueva personalidad de Nathalya le parecía una broma, tan hermosa como siempre había lucido a sus ojos, pero tan arrogante y materialista, jamás hubiera imaginado que ella pudiera ser así, pero entendía que estaba viviendo en el engaño de ese maldito delincuente.
Aldo sintió que Alex lo había reconocido, rogaba a Dios para que se mantuviera en silencio, por fortuna no había sido así, y él logró mantenerse en su papel de Aldo, moría de ganas de abrazar a su hermano y decirle que estaba más vivo que nunca y muy cerca de su amada, pero hubiera sido una gran imprudencia de su parte. Ahora buscaba ganar tiempo para comenzar a recordarle a Nathalya su verdadera historia y aunque creía que ocultarle todo el daño que le había causado el hombre que la llevaba del brazo era lo mejor para comenzar una nueva vida, abrirle los ojos sería la única forma de retornarla a casa.
Al día siguiente, Alex les contó a todos, durante el desayuno, la experiencia que había tenido la noche anterior respecto a Nathalya, don Emmanuel le preguntó si ella traía algún guardaespaldas y él lo confirmó, le preguntó por su aspecto y con ello supo al instante que Max seguía cuidando de su hija.
Natasha no daba crédito a la personalidad tan diferente de Nathalya, hasta no ver no creer, y no pasó mucho tiempo para que pudiera verla con sus propios ojos, confiada en la nueva apariencia de su amiga, solamente pensó en visitar las tiendas de ropa más caras y exclusivas de la capital para reencontrarse con ella y así tal cual sucedió. Al verla se impresionó tanto que casi de desvanece, por suerte para ella, Aldo estaba muy cerca y pudo envolverla en sus brazos evitando que se lastimara. Se miraron fijamente por unos segundos y luego Nathalya interrumpió tan romántico momento.
— Disculpa, señorita, ¿te importaría devolverme a mi guarura? — preguntó Ivania
— Lo siento, querida, de pronto se me nubló la vista — respondió Natasha tratando de imitar la arrogante voz de Ivania
— Me dí cuenta, esperemos no ocurra de nuevo
— Oh, no, por favor, ahora tendré que tirar esta ropa, no acostumbro que la servidumbre me dirija la mirada, muchos que me toquen. Deberías educar mejor a tu personal
— No volverá a ocurrir, Aldo, por favor, aléjate un poco, ¿quieres? Incomodas a la gente — Aldo se alejó un poco sin mencionar palabra alguna, pues entendía su papel y el de Natasha.
— Me presento, Romina Casavantes — Natasha estiró la mano esperando a que Nathalya aceptara su amistad
— Ivania Lamat — ella estiró la mano también
— Bien, querida, ahora ¿podrías indicarme algún lugar para un maravilloso masaje?, llegué anoche de París y me urge algo relajante
— Por supuesto, te acompaño
Ahora Nathalya y Natasha estaban tan cerca como antes, Natasha sólo debía fingir ser igual que ella y hablar de cosas materiales y banalidades, evitó mencionar a la familia, se había inventado una vida evitar que Ángel la descubriera. Pero la presencia de Aldo le causaba incertidumbre, sentía que lo conocía de antes y tampoco lograba reconocerlo, aunque le alegraba volver a ver a su adorada, ahora él tenía una doble misión, protegerlas a ambas de la maldad de Ángel.