CAPITULO XIX. En la búsqueda

1581 Words
Mientras el detective y la policía buscaban a Nathalya, ella sufría a manos de Ángel, quien la mantenía encerrada en una de las habitaciones de su lujosa casa, presionándola constantemente para obtener de ella lo que en tantas mujeres había encontrado antes, pero esta vez, su delirante idea de esperar a que ella le aceptara voluntariamente le cegaba, pues deseaba tenerla a sus pies y convertirse en su centro de atención, el egocentrismo, al parecer, ahora le estaba jugando una partida imposible de ganar, ya que todo el daño ocasionado con anterioridad, le impediría lograr su nuevo capricho. Nathalya temía que Ángel volviera a tocarla, le asqueaba la simple idea de estar cerca de él, ella nunca podría estar con su atacante por voluntad propia, así que Ángel había decidido dejarla en el encierro hasta que hubiere logrado su objetivo. Nathalya no era tonta y sabía muy bien lo que tenía que hacer para que, al menos, le permitiera conocer el resto de la casa. Una sirvienta le llevaba comida y agua que Nathalya rechazaba siempre, pues prefería morir antes que ser la mujer de Ángel. Era custodiada día y noche por diferentes guardias para evitar que ella entablara una amistad con alguno y lo convenciera de liberarla. Por otro lado, don Emmanuel tenía movilizada a la policía en la búsqueda de una buena pista que le permitiera dar con el paradero de su hija. Natasha tampoco lo estaba pensando bien, extrañaba tanto a Max que no encontraba la manera de sobreponerse, en su trabajo le habían dado un permiso para faltar que pronto terminaría y ella continuaba indispuesta, a punto de perder su trabajo. No sabía absolutamente nada de él desde el día en que se fue, su hijo la cuestionaba al respecto y eso le causaba más tristeza. - Mami, ¿dónde está papá Max? - Tuvo que salir por trabajo, mi amor - ¿Cuándo va a regresar? - No lo sé, hijo, pero él te llamará pronto - ¿Porqué no se despidió de mí? - Porque salió de imprevisto A Natasha se le partía el corazón saber que su hijo también estaba viviendo la misma incertidumbre que ella y decidió mentirle para mitigar su dolor, ella misma deseaba que alguien hiciera lo mismo por ella, pero estaba consiente de sus actos y sus consecuencias. Alex trataba de localizar a su hermano, su padre tampoco sabía nada de él y eso les preocupaba, además, tampoco había noticias de su esposa, el pequeño Emmanuel también preguntaba por ella, él no había dejado de verlo como un hijo a pesar de saber la verdad y la herida tan grande que le había causado no ser su padre, ahora Alex no tenía ningún hijo desangre y eso le entristecía, no porque no quisiera a su hijos si no por lo que ello significaba, la traición de Natasha y la desdicha de Nathalya. - Papi, ¿cuándo voy a ver a mi mamá? - Pronto, hijo - contestó Alex con calma - ¿Me lo prometes? Esque la extraño mucho - Alex dudaba de su respuesta, pero sabía que era lo que el niño quería escuchar - Te lo prometo - respondió Alex con tanto amor y fingiendo una sonrisa - pero me tienes que dar un abrazo para que funcione la promesa - el niño lo abrazó por un largo momento - Papá, no intentes mentirme porque que yo ya sé la verdad de mi mamá - ésto desconcertó mucho a Alex, pero decidió averiguar qué era lo que el pequeño Emmanuel sabía exactamente - Ah, ¿sí? Pues de hombre a hombre hay que revelar toda la información - ¡Tú primero, papá! - Yo estaba pensando en comprar un helado para el que lo contara primero - ¡Yo, yo, yo! - Te escucho, campeón - Mi tía Natasha dice que mi tío Max está de viaje de trabajo y mi mamá tampoco está, ¡es obvio que estan viajando juntos! Yo no sé porqué los adultos piensan que los niños nunca nos damos cuenta de nada, si los niños somos más listos - Tengo un hijo muy inteligente y tienes razón, no deberíamos ocultarles información. ¿De qué sabor quieres tu helado? Alex se sintió aliviado al saber que su hijo estaba conforme con esa explicación y el no tener que decirle la verdad sobre el gran peligro en el que ella se encontraba. Nathalya suplicaba a Ángel que la dejara salir prometiendo obedecerlo y portarse bien en todo momento, pero él no aceptaba ningún tipo de trato con ella, a menos que fuera para conseguir lo que tanto quería. Todas las personas que la rodeaban eran leales a Ángel por lo que, cualquier intento de persuación a favor de Nathalya, fallaba. Era una constante tortura no saber nada de su familia, no saber si su hijo estaba bien o no, si Alex lo estaba cuidando, si su papá la estaba buscando o si Ángel había atentado contra la vida todos ellos, todas éstas preguntas le atormentaban día y noche, pero mantenía la esperanza y buscaba concentrarse en encontrar la manera de escapar, sabía que no sería fácil, pues había vigilancia por todos lados, desconocía por completo el lugar y Ángel no era fácil de tratar, él cada vez más la trataba con más odio y con ese aire de superioridad que muchas veces le hizo demostrarle su desprecio, desprecio que solamente reflejaba el no haberse salido con la suya, ese que algún día fuera un simple capricho se había convertido en una gran amenaza para la vida de Nathalya y ahora era una lucha contra reloj. Nathalya seguía negándose a comer y en la búsqueda de satisfacer su más grande obsesión, Ángel intentaba llegar a un acuerdo con Nathalya, un acuerdo que solamente le beneficia a él, pues aunque ahora la despreciaba, no podía dejarla morir sin haber logrado su fechoría. - Me dijeron mis sirvientes que no estás comiendo, ¿crees que dejaré que te mueras? - Deberías, nunca seré tu mujer - Reconozco que durante días pasado sí lo quería así, pero luego de pensarlo un poco, cambié de opinión. Pensé que habíamos comenzado mal esta relación y luego me dije a mí mismo, voy a darle la oportunidad de demostrarme su lealtad porque la lealtad es un valor único que pocas personas tienen y la lealtad te puede dar grandes beneficios, así que puedo permitirte salir de aquí una vez al día, pero solamente al patio trasero - ¿Ese es tu plan para obligarme también a comer? - preguntó Nathalya en tono de sarcasmo, pero luego pensó que no podía desaprovechar la oportunidad de echar un vistazo para conocer el terreno - ¿cuáles son las condiciones? - Alguien deberá acompañarte durante ese momento, pero debes saber que cualquier mínimo intento de escapar te hará totalmente presa de nuevo, al decir mínimo intento me refiero a intentar buscar una salida, intentar extorsionar a alguien, intentar algo en contra mía y de mis deseos, porque si lo descubro, esta vez, no verás ni la luz del sol siquiera - Supongo que no tengo otra alternativa más que aceptar, ¿Quién me acompañará? - Yo, personalmente, siéntete afortunada de contar con mi presencia - Bien Nathalya comenzaba a salir cada mañana, siempre a la misma hora Ángel la llevaba al patio y la observaba con detenimiento para deducir su próximo movimiento, si estaba planeando algo él lo sabría con sólo mirarla, pero ella era muy astuta, aprendía muy bien cada movimiento de Ángel para, con el tiempo, lograr burlarlo y poder observar a su alrededor. Nathalya requería gran paciencia y astucia para lograr su objetivo, por ahora su único plan era observar a Ángel y aprender de él. El tiempo pasaba y la familia de Nathalya estaba más desesperada por no saber de ella o de Ángel, temían por su vida y por su salud mental. Max también estaba desaparecido, continuaban si saber de él. El pesar Alex era doble y comenzaba a perder la sonrisa que lo caracterizaba. Había dejado de cantar para ayudarle a su suegro en la constructora y hacer los pendientes de Nathalya, quería que cuando ella regresara, su trabajo estuviera bien hecho, era un reto muy difícil pues, él no era arquitecto, pero eso no le importaba y don Emmanuel lo apoyaba, ya que ello le servía de distracción. Natasha había pedido un año sabatino para quedarse al cuidado de los niños, esos niños eran lo único que le devolvía la alegría de vivir. Anhelaba que su amiga regresara y le aconsejara como siempre lo hacia, ella trataba de imaginar lo que ella le diría en esos momentos tan difíciles, pero siempre terminaba llorando, había comenzado a escribir en un diario todo lo que le pasaba por la cabeza, como terapia a esos malos momentos. Don Emmanuel estaba molesto consigo mismo, se culpaba de no haber protegido a su hija lo suficiente como para haber evitado esta desgracia, estaba muy triste, también, pero no podía permitirse a sí mismo rendirse, pues su nieto lo necesitaba más que nunca y su familia dependía de sus decisiones para seguir adelante, él era el ejemplo a seguir. Matilde siempre estaba a su lado para brindarle amor y paciencia, la segunda, no era una tarea fácil, ya que, a solas, solía perder la calma y el optimismo. Ahora, ésto no era solamente la búsqueda de Nathalya, sino de la fe y la esperanza.
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