Entre nosotros ¿Amor o maldición?

CAPITULO XXXVIII. Muerte

Ivania se percató de lo que estaba a punto de suceder, reaccionó con rapidez para salvar a Aldo, en cuanto entró al lugar sonde había ocurrido el robo, con toda naturalidad del mundo tomó el pañuelo y se inventó una historia.

— Ay, Aldo, olvidé entregarle su pañuelo, gracias por habérmelo prestado — se dirigió a Aldo para devolverlo a su dueño y luego se dirigió a Ángel para suavizar la escena — mi cielo, ¡ni sabes lo que me ocurrió! ¿recuerdas el collar de diamantes pequeños que me regalaste cuando regresé?

— Por supuesto, Nany, yo mismo lo elegí para tí

— Lo traía puesto y de la nada todos los diamantes se soltaron en la tienda de ropa, yo no me había dado cuenta hasta que Aldo se acercó a mí con un montón de diamantes envueltos en su pañuelo, fue muy amable en entregármelo, y ahorita pretendía darle su pañuelo, pero en eso se fue la luz, ¡qué susto me llevé! y aquí lo dejé ¿Ya saben qué pasó con la luz?

— Nany, ¿tú estás segura de que eso sucedió?

— ¿Crees que te mentiría para proteger a éste?

— De ninguna manera, cariño. Y bien, tienes que saber que alguien nos ha robado y Aldo es el principal sospechoso.

— No me gusta contradecirte, amor, pero estoy segura que él no fue

— ¿ Cómo lo sabes?

— Porque cuando se fue la luz, salí inmediatamente de aquí y el que me llevó al lugar seguro, estuvo conmigo hasta que Pedro lo llamó por el radio para no sé qué, yo lo escuché

— Dime, Aldo, ¿para qué te llamó Pedro? — preguntó Ángel

— Para que le llevara unos fusibles

— ¿Y se los llevaste?

— Así es, señor, pero cuando llegué, la luz ya estaba siendo restablecida

— Pedro, me has servido por muchos años y lamento que no hayas aprendido nada, la traición se paga con la muerte

Ángel se llevó a Pedro de la vista de todos, en dirección de la calle, no quería que Ivania presenciara el evento, desde afuera, solamente se escuchó el disparo, Ivania tenía que ver con su propios ojos de lo que su esposo era capaz, Aldo le hizo una señal de que guardara silencio y ella vio como Pedro yacía en el suelo con un tiro en la cabeza, pero él tenía el arma en la mano, un aparente suicidio.

Ángel se metió a casa terminado el hecho y se encerró en el estudio, Aldo y el resto de la servidumbre se encargaron de apagar las luces y fingir que no había nadie en casa, Ivania sólo podía mirar desde una ventana de su habitación cómo la gente llegaba con asombro, después los policías, quienes preguntaban por lo ocurrido, en realidad, no había nada que hiciera culpable a Ángel, pero todos en casa sabían que él había propiciado esa muerte. Ahora Ivania ya sabía con quién estaba en realidad, aceptar el error que había cometido al creer en la enfermera le estaba ocasionando una profunda crisis existencial, pero debía guardar silencio y fingir que nada pasaba para salvar su vida, y también debía desbaratar el collar para no contradecir la historia que contó para salvar a Aldo, después de todo, él le había ayudado a abrir los ojos y le estaba agradecida por el consejo.

Durante la noche fue aún más difícil recibir a su marido asesino en su cama, pero sabía que negarse sería un gran error, por lo que lejos de mostrarse sentimental o compasiva, felicitó a Ángel por su actuar.

— Cariño, ¿estás bien?

— Nany, este tipo de cosas me ponen mal, discúlpame si esta noche no puedo responderte — Ivania se sintió aliviada al escuchar ésto, pero aún así debía permanecer en su papel de mujer sin corazón

— Lo entiendo, tú siempre has sido una buena persona, pero recuerda que la gente suele aprovecharse de las personas como tú y por eso, deben tener una lección, a ese bastardo ya no le servirá de nada, pero a los demás no les quedarán ganas de volver a traicionarte

— Tienes toda la razón, querida. Anda, vamos a dormir, mañana será un día pesado

— Espero no lo digas por el funeral, ni loca iré a despedir a ese traidor

— No lo digo por eso, mañana vendrá nuestro socio, se supone que Pedro se encargaría de recibirlo y otras cuestiones más, y debo ver cómo resuelvo ésto

— Es difícil confiar en la gente después de lo ocurrido

— Así es, pero creo que Aldo nos servirá de mucho

— Y si quieres, yo puedo aprender el negocio y ayudarte, para eso me casé contigo

— No, nany, lo tuyo es verte bonita y estar para mí

— Demasiado fácil, ¿no lo crees?

— ¡Por supuesto!

— Además, me aburro mucho

— Sal, vete de compras otra vez, ve al spa, al club, al cine

— Sola no es divertido, deberías venir conmigo un día de éstos

— Lo intentaré, pero no mañana

— De acuerdo. Descansa

Ivania se aseguró de que mañana Ángel no estuviera cerca de ella, ahora que sabía de lo que él era capaz, quería volver a ver a sus nuevos amigos, Alex y Romina. Aldo no podría acompañarla, ya que debía cubrir el rol de Pedro, e Ivania no encontraba la manera de safarlo de ello, pero siguiendo la recomendación de Angel de ir de compras de nuevo, le cuestionó acerca de su guardaespaldas, a lo que él tuvo que encontrar otra solución, pues no le convenía que su esposa saliera sin Aldo, después de lo ocurrido el día de ayer, Ángel parecía confíar más en Aldo que en sí mismo.

Ivania volvió al lugar donde se había encontrado con Alex y Romina con la esperanza de encontrarlos allí, curiosamente sí la esperaban para pasar tiempo con ella, los llevó a un lugar más privado para charlar, un restaurante con estancias privadas, así los cuatro pudieron sentarse a hablar, Ivania les contó lo que había ocurrido el día anterior, Aldo evitaba hablar para que no lo reconocieran.

— Romina, ¿podrías hacerme un favor?

— Sí, claro, Ivania, dime

— Necesito un teléfono para estar en contacto con ustedes, no puedo usar el que ya tengo porque no quiero exponerme a que mi esposo, a que Ángel me descubra

— Antes de separarnos el día de hoy, lo tendrás

— No me lo des a mi, dáselo a Aldo, él puede hacer llamadas más fácil que yo, normalmente estoy acompañada de alguien en casa, pero Aldo sí puede escaparse por minutos, hasta para enviarlo a la tienda.

Alex miraba atento a Aldo, parecía conocerlo, pero no se atrevía a preguntarle, parecía descabellado lo que tenía en mente y decidió guardárselo para luego, así no alteraría a Natasha con sus ideas locas.