IX. El reencuentro

1425 Words
Alex estaba ansioso por el reencuentro con Nathalya, no sabía cómo tomaría su visita y todo el camino se la pasó pensando, buscaba la manera de pedirle perdón y estaba dispuesto a arrodillarse frente a ella, de ser necesario. Natasha estaba en compañía de Maximiliano y ahora él debía saber que tenía un hijo, sería difícil enfrentar a Alex de nuevo con ésto, pero sabían que debían hacerlo pronto. Decidieron esperar la llamada de Alex informando que Nathalya lo había recibido para alcanzarlo allá. En casa de Nathalya pasaban cosas que nadie le informaba y ella estaba nerviosa. Su padre había salido muy temprano y no había regresado, le preocupaba que se hubiera sentido mal de salud y nadie le hubiera avisado. Al regresar, don Emmanuel se encontró en la entrada de su casa a Alex con su hijo en brazos, él explicó que buscaba a Nathalya y lo hizo pasar, Alex iba dispuesto a todo y al ver a la servidumbre rendirle cuentas a don Emmanuel, se dio cuenta que él era el protector de la mujer que ama, y procedió a hacerle una advertencia. — Soy el único y verdadero amor de Nathalya y no me importa quién sea usted, yo le aseguro que ella sólo me ama a mí y que sólo será feliz a mi lado. — Calma muchacho, yo sé bien quién eres. — ¿Cómo lo sabe? — Nathalya me lo contó todo — Me alegra que lo hiciera, porque vine por ella — También te mandé a investigar — don Emmanuel se dio el lujo de parecer un tipo mafioso, sólo para ver hasta dónde era capaz de llegar ese muchacho enamorado. — Ah, ¿sí? — Pero cálmate, no te haré daño — En ese momento, Francisco, el chofer, entró para decirle algo importante a don Emmanuel — Señor, sólo vine a informarle que ya están los muchachos vigilando, las cámaras que mandó poner ya están funcionando y todas las ventanas ya tienen las protecciones que pidió. — Muchas gracias por tu reporte, si te necesito te llamo. — Volvió su mirada a Alex — ¿Así que vienes por Nathalya, muchacho? — Así es, señor, yo la amo y ella a mi — ¿Y qué pasará con tu esposa? — Estamos en proceso de divorcio, señor — No sé si creerte, pero es Nathalya quien debe decidir. Siéntate. — Una de sus empleadas llegó para ofrecer algo de beber a la visita — Matilde, por favor, llame a Nathalya para comer. — Sí, señor. — Ellos serán nuestros invitados — Señor, yo... — Ya escuchaste, muchacho, es hora de comer Nathalya bajaba las escaleras con su hijo en brazos, un pequeño de cuatro años y Alex quedó estupefacto. Ella no se había percatado de la visita. — Vamos a comer, vamos a comer — le cantaba muy amorosa — Mamá, tengo hambre — ¿Qué quiere comer el príncipe de la casa? — Hamburguesas... ¡abuelo! — El niño estiró los brazos para ir con su adorado abuelo, por lo que Alex se llevó la sorpresa de su vida. — ¿Él es tu padre? — Exclamó — ¡No es tu suggar! Soy un completo idiota — Alex, ¿qué haces aquí? — preguntó Nathalya completamente sorprendida por su presencia — Vine a rogarte que me perdones — No quiero hablar contigo — Desviando su mirada para evitar ponerle atención — Por favor, pasemos al comedor — Interrumpió don Emmanuel, quien era un hombre sabio y pretendía darles más tiempo para que su hija se calmara. Durante la comida conversaron muy poco, ambos estaban centrados en atender a sus hijos, don Emmanuel hacía preguntas a Alexander y él no dudaba en contestar. Pidió a su empleada que llevara a los niños al cuarto de juegos y llevó a Nathalya y a Alex a la sala para conversar cómodamente. Alex comprendió su grave error e incluso se disculpó por pensar mal de él. — Don Emmanuel, le pido una sincera disculpa por pensar mal de usted — No soy yo el ofendido — Dirigiendo su mirada hacia su hija, quien había sido terriblemente juzgada durante muchos años. — Tiene usted razón. Nathalya, la última vez que nos vimos me gritaste que yo no te amaba de verdad por no creer en ti, por juzgarte mal siempre, por no darte la oportunidad de explicarme lo que realmente sucedió. — Tú siempre… — Alex la interrumpió y continuó hablando — Creo que tienes razón, pero lo cierto es que nuestra historia no tiene que terminar así, estoy dispuesto a ganarme tu perdón y luchar por ti, ahora seré yo quien estará para ti incondicionalmente. — No estoy segura… — No es pregunta, estoy decidido, haré que me vuelvas a amar como el primer día. — Sabes bien que nunca podría ser feliz a tu lado sabiendo que mi mejor amiga está sufriendo por ti y con un niño tuyo a cargo. Ahora eres padre y debes pensar en el bien de Alex. — Lo hago, créeme, es lo mejor y Natasha lo sabe. — No puedo… — Ella está feliz de que viniera, incluso ella consiguió la dirección y dijo que vendría a hablar contigo. — No te creo. — Hay muchas cosas que no sabes. Es doloroso y maravilloso a la vez, no sé por dónde empezar. — No quiero ser chismoso — Interrumpió don Emmanuel — Pero realmente quiero escuchar lo que le dirás a mi hija — Sí, señor, perdón, don Emmanuel. — Don Emmanuel no pudo evitar reír al escuchar ésto, pues descubrió que seguía intimidado por él, pero lo dejó continuar. — Natasha me confesó que se enamoró de Max, mi hermano, y que fueron amantes antes de casarnos, pero que debido a la presión que sufrió por parte de su familia, se vio obligada a casarse conmigo, ya embarazada. Y bueno, mi hermano se enteró que teníamos graves problemas y decidió regresar, ahora ellos están juntos en este preciso momento, reiniciando su romance. Así que, el divorcio es un hecho y Alexito… haré todo por nunca faltarle y porque nunca tenga que reprocharnos nada a mí o a su madre. — ¡No puedo creerlo! Esto es… — Injirió Nathalya — Ella siempre me dijo que te amaba… no sé qué pensar ahora… — Hija, por favor, no te lo tomes a mal, no sabemos cómo lo vivió ella, cómo fue su proceso, recuerda que tú le has ocultado muchas cosas para evitarle sufrimiento, posiblemente ella hizo lo mismo — Le recordó don Emmanuel — Ella no sabía que nos amamos — Argumentó Alex — Lo sé, pero… — Estoy seguro que de haberlo sabido antes, ella misma hubiera roto el compromiso, no es culpa de nadie — Continuó Alex — Necesito descansar, con permiso. Nathalya subió a su habitación a descansar, como lo había dicho, no podía creer todo lo que había escuchado, nunca se hubiera imaginado que Natasha tuviera un amor oculto. Mientras tanto, don Emmanuel pidió a Alex que se quedara unos días para darle tiempo a su hija de recapacitar, él aceptó enseguida, después de todo, ya había esperado años para poder estar con ella, ¿qué tanto era esperar unos días más? Además, estaba ansioso por conocer al pequeño Emmanuel, a quien creía su hijo y esperaba que ella se lo confirmara durante su estadía allí. Alex avisó a Natasha, como habían acordado, y le advirtió que Nathalya se había sorprendido mucho cuando le contó todo lo sucedido. Ahora Natasha temía que su mejor amiga la juzgara por haber mentido por tanto tiempo, pero, aún así, debía explicarle cómo sucedieron los hechos. Natasha llegó al día siguiente para enfrentar todas sus verdades, Max había decidido quedarse en un hotel a esperarla, pues le parecía imprudente de su parte. Y así, las amigas pudieron conversar por un largo rato. — Nathalya, espero que me des la oportunidad de contarte todo — Tú siempre me escuchaste y nunca me juzgaste, entiendo perfecto lo que es tener que callar algo — Realmente nunca me pasó por la mente que tú y Alex estuvieran enamorados, te juro que, de saberlo, hubiera dicho la verdad desde un principio — No hace falta que lo jures, yo te creo. Además, eres mi mejor amiga y jamás me pelearía contigo por un hombre. — Me has hecho tanta falta, tenemos tanto que contarnos — Ya tendremos tiempo… y tenemos que planear los bautizos de nuestros hijos, porque el mío tampoco tiene padrinos aún.
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