CAPITULO XLIII. Parecido

1674 Words
Natasha estaba un poco más tranquila sabiendo que la policía buscaba a su enfermo pretendiente, el guardaespaldas contratado por don Emmanuel continuaba a su disposición y su nerviosismo disminuía. Escribir en su diario seguía siendo el propósito de su día a día, la venta de su primer libro marchaba muy bien. Aldo e Ivania estaban trabajando en equipo para quitarle a Ángel todo por lo que había luchado, el poder. Don Emmanuel seguía estando muy cerca de ellos y aconsejaba a Aldo para perpetuar su plan. Ivania se comportaba como la esposa perfecta aunque cada día le era más difícil estar al lado de Ángel, éste estaba bajo tratamiento y debía seguir al pie de la letra las indicaciones del doctor para su recuperación, pero esa no era la intención. Ángel había regresado a sus negocios, sus socios le habían felicitado por la maravillosa esposa que lo apoyaba y respaldaba todas las decisiones tomadas por ella, Ivania le había resultado más hábil de lo que pensaba y todo lo que ella aportaba se convertía en oro. El Toscano había recibido una llamada de un productor al que le interesaban todos sus proyectos, individuales y con sus hijos, era una oferta que no podía rechazar y de inmediato se reunió con él, ésto era muy emocionante para los pequeños, quienes con tanta ilusión habían estado trabajando. El tiempo parecía pasar muy rápido para Alex, quien ya no tenía tiempo para otras cosas, sólo para la música, tenía el apoyo de todos, su padre estaba viviendo con él para ayudarle con todo, el tiempo grabando con sus hijos era su mayor motivación, estaba feliz, sólo le hacía falta el amor de su vida, pero se sentía tranquilo al saber que ella estaba bien y más fuerte que nunca. Al tener dos celebridades en casa había que aumentar la seguridad, don Emmanuel no estaba viviendo allí por el bien de todos, no quería exponer a su familia a los peligros del negocio, con su hija en manos de un rufián bastaba. Las crisis de Ángel iban y venían, el tener que tratar a don Emmanuel en las reuniones era algo que le alteraba y él lo sabía, por lo que ahora invitaba a Ivania, además, el plan de su esposa le gustaba y aprovechando que todos sus socios estaban contentos con los resultados de Ivania, comenzó a incluirla en todo, ésto le hacía casi imposible volver a ver a Alex, pero era un precio que estaba dispuesta a pagar con tal de conseguir su libertad algún día. Ivania coqueteaba con don Emmanuel, Ángel se aprovechaba de su falta de memoria para inducirla a seducir a su propio padre, algo muy enfermo de su parte. Pero don Emmanuel estaba enterado de todo y solamente le hacía creer que la nueva personalidad de su hija le distorsionaba un poco la realidad, Aldo le aconsejaba a Ivania para que no lo hiciera, le repetía constantemente que se arrepentiría de ello, pero ella, al no entender que realmente él era su padre, pensaba que se lo decía para que olvidara el rencor, Aldo comenzaba a cansarse de esa actitud caprichosa de su cuñada y estaba dispuesto a decirle la verdad de ser necesario, algo que había estado evitando para no crearle más crisis existenciales. Alex estaba al tanto de todo y le pedía a Ivania una oportunidad para volver a estar juntos, ella se negaba, pues tenía miedo que Ángel se diera cuenta, pero si algo había notado en esos días que no ha podido verlo, es que siente algo por él, algo que le hace sonreír al recordarlo, algo que le hace ser fuerte y querer recuperar sus recuerdos. La música de los Toscanos comenzaba a sonar por todos lados, Ivania había podido sintonizarlos por la radio, escuchar esas pequeñas vocecitas le revolvía el corazón, sentía algo que no lograba explicarse, el corazón le latía muy fuerte y sentía unas enormes ganas de llorar, pero no sabía el porqué. Aldo sólo la miraba guardando su distancia, sabía que le partiría el corazón si le decía que tenía un hijo del cual no se acordaba. Él también sentía melancolía al escuchar esa música, la voz angelical de los pequeños le traían recuerdos, ya había pasado años sin saber que tenía un hijo y luego tener que seguir separado de él le parecía un precio muy alto, pero tampoco podía dejar sola a Nathalya en esta lucha, al menos le consolaba saber que su pequeño estaba bien, cumpliendo sus sueños en compañía de personas que lo amaban. Ángel continuaba con sus planes para obtener más poder, confiaba plenamente en que Ivania haría lo suyo con don Emmanuel, ver a don Emmanuel en el espejo convirtiéndose en su padre ya no le causaba tanto miedo como antes, se sentía fuerte y con sed de venganza, además, su ego le hacía cantar victoria antes de tiempo. Ivania ya no podía negarse a ver a Alex de nuevo, algo en su interior había resucitado al escuchar su música, algo le gritaba desde lo más profundo de su ser que esa música había sido escrita para ella solamente, aunque intentaba no pensar en ello repitiéndose que era una tontería, todos los músicos escriben canciones hermosas cada día. Con el pretexto de acudir al spa después de tanto trabajar en los negocios con su marido, Ángel no tuvo oposición alguna, él tenía otros planes. Era normal para todos que Ángel saliera repentinamente por horas, hay quienes decían que tenía amantes con las que se veía a escondidas, pero Ivania sabía que eso no era cierto, pues hacía tiempo que él no respondía como hombre debido a sus múltiples crisis nerviosas y tratamientos. El tiempo parecía no transcurrir mientras Ivania y Alex estaban juntos, Natasha estaba con ellos y Aldo la invitó a tomar un café, él sabía perfecto que los tórtolos buscaban estar a solas y él se llevó a Natasha, quien no podía dejar de mirar a Aldo, le parecía una broma de mal gusto del destino encontrarla con un hombre muy parecido a Max, Aldo estaba nervioso, no podía actuar como su personaje por mucho tiempo frente a ella, pronto comenzó a cometer errores que la confundieron más, pensó que había tenido días de alta tensión y ahora sus nervios estaban vueltos locos, y trataba de explicarse a sí misma de mil maneras todo lo que estaba sucediendo, pero su corazón latía acelerado cada vez que Aldo se dirigía a ella. — Señorita — ¡Señora! — Perdón, no sabía que estaba casada — Discúlpame, no debí alterarme. En realidad soy viuda — Es usted muy joven para serlo — No tiene sentido, ¿verdad? — No, pero la vida da muchas vueltas, no pierda la fe — Ya ni siquiera sé lo que es la fe — No diga eso, a Dios no le gusta escuchar esas cosas — No lo entenderías — Tal vez usted crea que no, pero yo entiendo más de lo que todos saben — Debes saber mucho si cada día te la pasas observando a la gente solamente — Por eso y por otras cosas más — ¿Tú crees que tarden mucho? — Bueno, yo no me arriesgaría a regresar ahora, usted sabe, deben estar muy ocupados — ¿En serio crees que ellos dos...? — No es la primera vez. Alex escribirá cuando podamos regresar — ¿Tú y él ya son amigos o algo así? — Así es, él es buena persona — ¿Y tú? — Yo he cometido muchos errores, pero también tengo mi corazoncito — Se ve Natasha y Aldo tuvieron una conversación muy tranquila, ella le contó de sus proyectos y de sus niños, estaba tan orgullosa de ellos que no podía dejar de hablar del tema, a Max le dio melancolía nuevamente, se moría de ganas de decirle que era él y que estaba tan orgulloso como ella, pero se contenía, prefería morderse la lengua antes que cometer una imprudencia. Sólo podía mirarla y escucharla, le encantaba cómo se detenía el tiempo mientras estaba con ella. — Usted está haciendo un gran trabajo con esos niños — Alex y yo estamos haciendo hasta lo imposible porque lleven una vida normal, por eso estamos aquí, para que al menos Nathalya regrese al lado de su hijo, algo que jamás podré hacer por mi hijo, por mi difunto esposo — Lamento mucho su pérdida, estoy seguro que él donde quiera que esté está muy orgulloso de ustedes y quiere verlos lograr todos esos sueños — Lo sé, por eso es que sigo de pie, para honrar su recuerdo y ver por nuestro hijo — Además, es un noble gesto de su parte ver también por el hijo de Nathalya — ¡Es un niño adorable! Sé que Nathalya hubiera hecho lo mismo por mí y por mi hijo, además, nuestros niños se quieren como hermanitos, Alex los adora también y aunque ninguno sea su hijo él es un padre admirable para ambos — Alex también también está haciendo un gran trabajo por ellos... Ya es hora de regresar, por cierto — Te agradezco mucho por tus palabras, pareces un tipo rudo, pero es sólo el cascarón, por dentro eres... - Natasha se detuvo a pensar en Max, a quien le repitió la mismas palabras cuando la consoló aquella vez que se peleó con Alex cuando eran novios, las lágrimas corrieron por sus ojos y luego sólo pudo decir lo siguiente - perdón, me recuerdas a alguien Aldo no pudo contenerse y la abrazó para darle consuelo, Natasha percibió su perfume, tan parecido al de su amado Max, por unos segundo cerró los ojos y pensó estar con él, pero luego cuando abrió los ojos y ver su realidad sus ojos volvieron a llenarse de agua, Aldo sacó su pañuelo y secó cada una de sus lágrimas, pero eso solamente le causaba más dolor, pues recordaba que Max hacía eso también. Aldo no podía dejarla así, la tomó de la cintura y la besó.
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