CAPITULO XXXI. Locura

1149 Words
Natasha continuaba escribiendo su diario, ya había comenzado otro, de tanto que escribía, sus alumnos seguían fascinados con su trabajo. Una editora se enteró de lo que estaba haciendo Natasha y se acercó a ella para ver si le interesaba publicarlo, ella no buscaba fama ni dinero, pero su familia le sugirió aceptar, hacer que su dolor contara, incluso, así se tituló el libro "Haz que el dolor cuente" y sirvió aún más para motivar a las personas de buscar su forma de libre expresión, apenas comenzaba a desenvolverse como autora y ya estaba enamorada de los resultados. Mientras tanto, Nathalya continuaba con la farsa de su noviazgo perfecto con su atacante, si debía besarlo no podría hacerlo, eso le ponía los nervios de punta, pues la sesión de fotos debía exhibir mucho amor entre ella y Ángel. Después del desayuno con su futuro suegro, regresó a su habitación para alistarse, don Emeterio le había traído un vestido blanco para modelarlo en la sesión, además se encargó de comprar tres pares de zapatos para que ella eligiera los que mejor quedaran con el vestido y varias joyas para combinarlas con su atuendo. Después de arreglar un poco su cabello y darle color a sus mejillas, Ivania estaba lista para la sesión. Antes de bajar al jardín donde la esperaban, le suplicó a Aldo que nunca la dejara a solas con Ángel y él asintió con la cabeza. Cuando llegó al jardín, lo primero que vió fue a Ángel casi haciéndole honor a su nombre, también vestía de blanco y parecía un príncipe de cuento de hadas, de no ser por todo el daño que le había causado, hasta podría haberse enamorado de él de sólo verlo en ese instante. El fotógrafo era un buen amigo de don Emeterio y aunque llegó con un poco de retraso, todo estaba listo y perfecto, caminos con pétalos de rosas, arreglos florales, una mesa principal con las iniciales "IyA" para hacer referencia a "Ivania y Ángel", parecía que realmente era el día de la boda, pronto sugirió a los novios las poses que debían hacer y ellos lo hacían tan natural, estaba encandilado con la armonía de la pareja, pero sobretodo con la belleza de Ivania. Pidió a la pareja que fingieran que estaban recién casados, colocó un documento para que pareciera que acababan de firmar ante el juez y esa se convirtió en la foto favorita de todos. Don Emeterio admiraba desde lejos lo mucho que se divertía la pareja, pero no le agradaba mucho que Aldo pareciera una sombra siempre tras Ivania y se acercó a él para cuestionarlo. — Mi nuera está bien con mi hijo — Lo sé, señor, no es quien me preocupa — ¿Te preocupa mi presencia? — De ninguna manera, señor — ¿Entonces? — El fotógrafo — Pero es mi amigo — De usted, no de mi patrona — Yo confío en él — No se ofenda, señor, pero con la vida que llevamos todos aquí, creo que no estamos en condiciones de confiar en las personas de afuera — Eso es muy cierto, muchacho — Si me permite una pregunta, se supone que llegarían juntos, ¿usted sabe porque su fotógrafo se retrasó? — No, para mí también es una incógnita — Lo ve, pero no es culpa suya, he sabido, incluso, de traiciones entre hermanos y otros familiares, y sinceramente, en mi experiencia, aprendí a no confiar en nadie — Tomaré en cuenta tus palabras y te agradezco que cuides tanto de mi familia, porque ahora ella es mi familia también. Aldo había dicho las palabras exactas para intrigar a don Emeterio, respecto a su hijo, Ángel siempre había sido el hijo rebelde y caprichoso, capaz de todo con tal de salirse con la suya y si pretendía conseguir más dinero, podría hasta quitarlo del camino para quedarse con sus negocios. La sesión de fotos concluía exitosamente, don Emeterio se despedía de su familia para acompañar al fotógrafo a la ciudad, la conversación con Aldo le había llenado la cabeza de dudas y ahora tenía mucho que investigar. Por suerte para Nathalya ya no tendría que fingir más por hoy y quizá, solamente hasta el día de la boda. Ángel estaba muy impresionado con Nathalya, lucía tan hermosa y perfecta, le gustaba imaginarse que realmente sí eran una pareja, su enfermiza obsesión comenzaba a jugarle chueco de nuevo. Durante la comida, Ángel continuaba en su papel, pese a que su padre ya se había ido, trataba a Nathalya como si de verdad fuera Ivania y ella le seguía el juego por temor, más tarde se fue a su habitación y Ángel la visitó para seguirla cortejando, Nathalya le recordaba que tenían un acuerdo de castidad hasta el día de la boda y solamente así, pudo librarse de su presencia, por hoy. Una empleada le llevó la cena a su habitación, como siempre, la colocó en la mesita, esta vez una rosa roja y una nota de Ángel acompañaban los alimentos, era una nota que decía "Te amo, Ivania", ésto perturbó a Nathalya aún más. La empleada se fue en cuanto Nathalya terminó de comer, dejándola sola. Aldo debía irse a descansar, pero estaba tan preocupado por Nathalya, sabía que las intenciones de Ángel no eran nada buenas, podía ver en su mirada ese deseo ardiente que negaba la cordura, pronto le darían la orden para irse a descansar y debía dejarla protegida. Se acercó a la puerta y se sentó de espalda a la puerta e hizo un sonido para invitar a Nathalya a acercarse, entre la puerta y el suelo había un pequeño espacio por el que cabía una navaja, él se la obsequió para que la usara en caso de que Ángel intentara lastimarla de nuevo, ella la tomó en sus manos y la observó detenidamente, luego Aldo le susurró unas palabras a través de la ventana — ¿Tú o él? ¿Entendido? — Aldo preguntó con tono de coraje — Sí — respondió Nathalya mostrando debilidad — Atraviesa la silla de manera que se atore con la agarradera, así nadie podrá entrar hasta que la quites y en el baño mete la otra silla, en caso de algo, tomas la navaja y te encierras en el baño del mismo momento, ¿comprendiste? — indicó Aldo — Sí — Hazlo ya, corre Nathalya siguió al pie de la letra, las instrucciones de Aldo, apagó las luces y se acomodó en la cama para intentar dormir, pues debía tener energía para lo que fuera que sucediera. Aldo se fue a dormir con la preocupación por Nathalya, pero también debía contar con toda su fuerza y energía para lo que viniera. La locura de Ángel era más evidente y hoy más que nunca debía prepararse para sacar a Nathalya de allí y comenzó a formular planes que aún no le convencían.
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