Ver a Ivy hace que Piper empiece a rugir de rabia por lo que sucedió con el collar. Su reputación estaba arruinada y, tan pronto como regresó a Nueva York, algunos la miraron con disgusto.
¿Y cómo pudo Ivy hacer eso? Le dieron refugio y demás. Su hermano le dio dinero, ¡pero se atrevió a prenderle fuego?
Piper quería arrancarle la cara a Ivy. Le lanzó una mirada desafiante mientras apretaba los dientes. Recorrió con la mirada a Ivy de arriba abajo. Luego, buscó al gerente del restaurante.
Cuando el gerente escuchó la llamada, ella se acercó rápidamente hacia ellos. El gerente sabía que todos los clientes del restaurante tendrían que reservar con anticipación para encontrar lugar. Sin embargo, él aún se disculpa con Piper.
—Lo siento, señorita Reed —dijo él.
Piper miró fríamente al ge
