El atardecer estaba comenzando y el gran ejército de Calisto estaba esperando la llegada del ejército de Justus. Al cabo de veinte minutos sintió el suelo vibrar, una enorme masa de hombres salvajes aparecieron en el lindero del bosque, al menos siete mil hombres armados hasta los dientes se dejaron ver imponentes a través de la espesura. Vió también a Justus quién iba acompañado de sus generales y comandantes, pero ni rastro de aquel misterioso hombre con quien le habían amenazado. Y los cuernos sonaron, los catáfractos nascos descendieron colina abajo a toda velocidad, mientras lo contras aguardaron, cuando los arqueros ralgharos tiraron la primera salva de flechas que oscurecieron el cielo durante unos instantes. Y empezó tremenda riña entre dos grandes y poderosos ejércitos. Calis