Cal continuó llorando durante toda la noche, comenzó a levantarse y a caminar con muchísima dificultad.
Entonces una vez fuera del castillo se montó a su caballo y salió de ahí a galope.
Al cabo de un largo rato llegó al campamento ralgharo y al verlo todos los soldados se quedaron boquiabiertos.
Inmediatamente descendió del equino y se quedó de pie rodeado por los enemigos.
- ¡LUZBEL!.
Gritó Calisto a pleno pulmón, hacer tal cosa sólo empeoró su dolor.
Justus y sus generales salieron de sus tiendas y al verlo quedaron conmocionados.
Cal lucía bastante débil y enfermo, se sujetaba el abdomen y había vuelto a sangrar.
- ¿Ha dicho Luzbel?.
Preguntó alguien en voz baja.
En eso Luzbel salió de entre los hombres y se plantó frente a Cal.
En verdad no estaba preparado para verlo en es
