Caída.

2463 Words
“Lo único que puedo ver es fuego a mi alrededor, las llamas lamen mi cuerpo entero, devorando cada centímetro de mi piel. Abro los ojos tratando de ver algo más que las dolorosas llamas que cubren mi rostro, sin embargo a duras penas puedo atisbar nada que no sea fuego y más fuego. Hice algo malo, muy malo… Me revelé, y arrastré conmigo a muchos más. Fuimos expulsados tras haberse desatado una gran batalla en el reino de los cielos. Ahora, evidentemente derrotado es que caigo al vacío sin saber exactamente a donde iré a parar. Mis alas no responden, están ardiendo también. Quiero abrirlas y remontar, pero me resulta imposible. Caigo desde gran altura, incluso estoy comenzando a aburrirme pues no dejo de caer desde hace rato, pero también me estoy preocupando puesto que estoy alcanzando una velocidad impresionante. Me va a doler el impacto, lo sé… estoy seguro. Dolor. Eso es lo que siento en cuanto impacto la superficie, intento moverme pero no puedo. Lo que sí puedo hacer es abrir los ojos, veo cómo mis alas se funden con la tierra a causa del abrazador fuego incandescente que ha dejado la tierra a mi alrededor ardiente como la lava. El dolor es lo único que puedo sentir en estos momentos. Me duermo. Sueño con muchas cosas bellas que alguna vez ví. Fui testigo del momento de la creación, vi cómo fueron creadas todas las cosas y todo ser vivo. Sueño con un hermoso prado lleno de flores de muchos colores y olores distintos. Probé por primera vez el sabor de una manzana tan roja como mi cabello. Es dulce. Veo a muchos ángeles y arcángeles correr por todas partes. Mis hermanos me hablan, me invitan a jugar con ellos. Miguel corre detrás de un pequeño animal, creo que se llama conejo. Me gustan esas criaturas cubiertas de pelo. Entonces veo la creación del hombre, se llama Adán, o eso creo que dijo mi creador. Me gusta observar todo lo que hace, soy muy inteligente o eso dice él. Me enseña cómo es que se hacen las cosas y las criaturas, me ha explicado bastantes cuestiones y constantemente me plantea diferentes escenarios solo para ver hasta donde llega mi nivel de comprensión. Siempre encuentro las respuestas con facilidad. Entonces contemplo a la segunda creación después de Adán. Se llama Lilith y es una criatura llamada mujer. Es muy hermosa, decido hablarle. Nos hacemos amigos, jugamos y platicamos. No me gusta cuando se va con Adán. Es para él, me ha dicho Uriel. - ¿Por que yo no puedo tener una compañera?. Le preguntó yo a mi creador. - Tu no necesitas una compañera Luzbel, tú eres un arcángel… guardián de la Luz, estrella de la mañana… tú eres el sol que ilumina mi creación. No hay nada más hermoso que tú, eres espectacular, jamás volveré a crear a alguien igual de hermoso que tú, porque no existe nada más bello que pueda superarte, por que así yo lo quise. Eres mi más hermosa creación, la más perfecta. Siempre serás mi estrella más bella, la estrella más hermosa de entre todas las qué hay en las constelaciones. Eres muy importante, lideras legiones de ángeles y arcángeles. No debes interesarte por cosas que no fueron hechas para tí, porque no las necesitas. Me contestó. Soy infeliz, ahora me siento diferente a los demás. ¿Porque no me hizo como al resto?. ¿Porque tengo que ser yo lo más hermoso?… ¿Lo más valioso?. ¿Porque parece ser que soy el único que ve las cosas de manera diferente?. He aprendido a cerrar mi mente. No quiero mostrar lo que me perturba. Entonces un día mientras paseo por uno de los tantos lugares creados, veo un hermoso cuerpo de agua en medio de un precioso prado. Es una pequeña Laguna muy interesante, puesto que dentro de sus aguas hay vida. Conocí los peces, me gustan los peces. Pero frente a mis ojos aparece algo más interesante que aquellos seres con escamas multicolores. Es un rostro… entonces comprendo que se trata de mí; observó mis ojos, mi frente, mis cejas, mi nariz, mi boca y mi mentón. En verdad soy más hermoso que cualquiera que él creador haya creado. Mi cabello es el único de entre todos los demás cabellos que tiene este color. Observo mis uñas y contemplo mi cuerpo. En verdad soy perfecto, no hay nada más bello que yo. Me dejan de interesar muchas cosas en cuanto mi realidad se revela frente a mi. Ahora todo me parece banal y comienzo a sentirme vacío. No le veo la gracia a ir corriendo por todos lados detrás de esas criaturas que se llaman animales. Entonces un querubín pasa cerca de mí y me empuja. Quiere jugar, yo no juego nunca. - ¿Que quieres?. Le preguntó yo algo fastidiado. - Me llamó Sariel. Me dice. Yo decido ignorarlo. Así que me doy la vuelta dándole la espalda. - Me gusta tu cabello. Me dice aquel peculiar ser. Lo miro entonces con atención. Hay algo en él que me resulta peculiar. Es bastante parlanchín, no le para la boca en ningún momento. Pregunta muchas cosas, todo quiere saber. Eso me agrada de él… me recuerda a mí. Entonces procedo a explicarle cómo funciona el universo y cuál es el secreto de la vida. Le explico con detalle el propósito de la existencia y lo que podemos y no podemos hacer. Él no parece conforme con lo que le he explicado. - ¿Nosotros podemos crear criaturas?. Me pregunta. Yo abro los ojos sorprendido puesto que ni a mí se me hubiese ocurrido tal disparatada idea. - Por supuesto que no. Solo Dios puede crear cosas… Le respondo. Sariel asiente. - Seamos compañeros. Me dice sin dejar de sonreír. - No. No necesito un compañero. Le contesto de manera tajante, en realidad estoy pensando en Lilith. Ahora estoy sentado sobre una roca, y sobre mi cabeza hay un cielo estrellado con muchas nubes de gas que se encuentran en el cosmos. Se cuantas galaxias hay en cada universo, se cuantos universos hay en el multiverso y cuantos multiversos hay en general. Un sin fin de mundos, dimensiones y planos. Se cuantas estrellas existen… lo sé todo y a la vez no sé nada. ¿Porque?… ¿Porque?… Sigo formulando esa pregunta con bastante regularidad. - ¿Porque has creado todo esto?. Le pregunto a mi creador. - Por que no me gusta el silencio ni la oscuridad… me gusta el caos, y lo que se puede crear con él. - Yo soy un caos… mi mente es un caos. Tengo muchas preguntas. - Se lo que te sucede, puesto que yo lo sé todo, lo puedo hacer todo y puedo estar en todas partes. - ¿Porque?. - Por que así son las cosas mi amado Luzbel. - ¿Quién te creó a tí?. - Yo siempre he existido. - Pero alguien te debió de haber creado. - Nadie me creó porque yo creé todo. - ¿Pero en que momento abriste los ojos y te diste cuenta de que existías?. ¿Donde estabas antes de tener consciencia?. - No debes estar interesado en eso. No son cosas que deban de ser de importancia para tí. - Pero sabes que no puedo contenerme de hacer preguntas. ¿Como es que existes?… ¿Por que existes?… - Luzbel… mi amado Luzbel… no debes entender ni saber todo. Solo disfruta lo que ven tus ojos. Me dice. No disfruto nada. Hablo con Beliel, le cuento mi situación, tiempo después llegan Araziel y Naamáel. Poco a poco varios de los demás ángeles se muestran interesados en cómo me siento, y me doy cuenta de que comparten la misma insatisfacción. Azazel me escucha y es entonces que decide convencerme de que eso que siento se debe a que no estoy cumpliendo con mi propósito original. Mi entorno se vuelve aburrido. Cierto día me dispongo a jugar con un poco de arcilla, me pongo a moldear una figura que se vuelve humanoide. Decido hacer muchas figuras con diferentes diseños, en verdad son preciosas. Me gustan más que los humanos. Además son más interesantes a la vista, entonces recuerdo el secreto de dar vida y es así que decido otorgarles esa virtud. Se mueven y son inteligentes, hablan y son obedientes a mi. Entonces hago más. Varios ángeles contemplan mis creaciones bastante interesados y animados. Pero entonces Gabriel me descubre, y va a contarle a mi creador. - ¿Por que has creado esas criaturas Luzbel?. Me pregunta. Yo lo miro a los ojos y le respondo con sinceridad. - Por que estaba aburrido y me sentía solo. - Tú no debes crear vida, aquí yo soy el único que puede crearla. - ¿Porque?. Le pregunto, mientras todos los demás observan boquiabiertos. - Por que eso solo me compete a mí. - ¿Porque yo no puedo crear vida también?. ¿No crees que estás siendo egoísta?. Yo sólo quiero ser como tú. Le contesto. - ¡Tu no puedes ser yo!. Me alza la voz haciendo que todos se estremezcan, pero yo no. Yo no le temo a nada. - Yo no quiero ser tú, yo quiero ser como tú siento yo. Le respondo. Entonces varios de los angeles se ponen de mi lado, argumentando que no estoy haciendo nada malo. Mis creaciones observan todo a la distancia, temerosos. - Te molesta que yo haya creado criaturas más inteligentes que esas miserables cosas llamadas humanos. - Ninguna creación mía es miserable Luzbel, por más insignificante que te parezca alguna de ellas, tiene el mismo valor que tú. - Eso no me dijiste hace tiempo, según recuerdo yo soy tu más grande creación. Le respondo cada vez más fúrico. - Luzbel… no sigas. - ¿O si no que?. ¿Me vas a obligar a aceptar todo lo que tú ordenes y quieras? ¿Entonces no soy libre?… Dijiste que tenemos libre albedrío, pero a la vez nos ordenas a adorarte todo el tiempo. ¿Por que?… Yo se por que… por que eres narcisista y vanidoso, por eso no deseas que ninguno de nosotros seamos como tú, nos creaste solo para que te estemos adorando. Yo no quiero ser uno más de todos aquellos que te obedecen sin cuestionar nada. Yo soy libre, nadie me obligará a nada… No tiene sentido nada de esto y jamás respondes mis preguntas más serias, prefieres que yo sea igual de ignorante que todas estas pobres criaturas a mi alrededor. Y yo no me llamo Luzbel, ni siquiera me gusta ese nombre… mi nombre es Lucifer. Le digo. Todos se quedaron mudos. - ¡Y yo me llamo Belial, no Beliel…! Grita mi amigo allá en el fondo. Poco a poco muchos ángeles empiezan a revelarse y de pronto comienzan a discutir ellos contra los arcángeles. Eso no lo esperaba, la discusión se volvió pelea y para cuando me doy cuenta de que ya estan luchando físicamente unos contra otros. Me asusto y me giro para ver al creador y disculparme pero ya no lo veo. Fue entonces que alguien me empuja lejos y me percato de que es Miguel. Quién comienza a intentar hacerme retroceder apuntándome con la espada, sin embargo yo no doy nunca un paso atrás, no está en mi naturaleza hacer tal cosa. - Quítate Miguel. Le ordeno. - Véte. Me contesta. Entonces hago algo que jamás había hecho antes, utilizo toda la furia qué hay en mí y comienzo a arder en llamas. Me duele, pero no lo suficiente como para detenerme. Miguel abre los ojos espantado y es entonces que le sujeto del cuello con fuerza y comienza a gritar. Pero algo me empuja lejos, y es entonces que lo escucho por última vez. - Lucifer… quedas desterrado junto con todas tus creaciones y los ángeles que te han apoyado, quedan todos malditos comenzando por tí. Quedas condenado a vagar por la eternidad sin la posibilidad de regresar a mi lado. Tienes razón en algo, jamás ha habido nada más hermoso que tú… pero si alguna vez decido crearlo definitivamente no será tan soberbio y malo como tú. Será mil veces más hermoso en todos los sentidos, y tú caerás rendido ante su belleza y poder. Mientras tanto, arderás por más de mil años… sufrirás hambre y soledad, no conocerás otra cosa que el dolor y la tristeza. ¡Ahora largo! Me dice. Y es entonces que abro los ojos, ya no soy el máximo arcángel de los arcángeles. Sigo ardiendo en el suelo, volviéndome uno con la lava. Y mi grito dura más de mil años.
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