CAPÍTULO DIECISIETE Sofía daba vueltas por palacio y, mientras lo hacía, era imposible no pensar en lo afortunada que había sido. Había venido de ningún lado y ahora… parecía que esta realmente podría ser su vida de ahora en adelante. Había encontrado el lugar que buscaba y era todo lo que podía haber esperado. El palacio era hermoso. Sofía deseaba poder quedarse aquí. Es más, deseaba poder quedarse aquí con Sebastián. Se quedó mirando fijamente a un cuadro de un noble que hacía tiempo que había muerto, mientras reflexionaba sobre lo que podía hacer para asegurarse de que Sebastián no le pidiera que se fuera. Era evidente que le gustaba, pero ¿cómo sabía Sofía que iba en serio? En aquel momento era feliz, pero eso parecía ser frágil como una cáscara de huevo. No quería que nada lo estrop