CAPÍTULO DIECISÉIS Catalina no podía ni recordar el sentirse parte de una familia. No, eso no era cierto, pues tenía una hermana y esa conexión era como un consuelo constante en el fondo de su mente. También tenía imágenes confusas y destellos de cosas antes del orfanato. Una cara sonriente mirándola. Una habitación donde todo parecía mucho más grande que la forma diminuta de una niña. Pero esto nunca lo había tenido: estar sentada alrededor de una mesa con una familia y comiendo estofado y pan, como si encajara con el resto de la gente que allí había. Tomás y Will estaban riendo. Incluso Winifred parecía más feliz de lo que había estado cuando llegó Catalina, pero eso era de esperar. Había llegado como ladrona; se quedó como alguien que podía ayudar en la forja. Probablemente también a