Donatella ya estaba lista para cuando el señor Wilson llegó puntual por ella a las siete de la noche, el hombre llevaba un traje n***o de las telas de la mejor calidad y el carruaje era de lo más lujoso que, el señor Betancourt, había visto. Al parecer, Wilson se había enterado, y nadie sabía cómo, de que el señor Armand Terracort había visitado la casa de la mujer a la que estaba pretendiendo.
No hubiera habido ningún problema si Gilbert hubiese sido el que lo recibió, pero al parecer fue Donatella quien entabló una plática a solas con él. Sabía que ese hombre era más joven, pero no más rico, sin embargo, tenía sangre noble corriendo por sus venas, aunque no tenía un título, en Inglaterra todavía era considerado un señor y si sus dos hermanos morían él heredaría el título. Y eso a las m
