Abigail dirigió la vista a su teléfono que estaba quebrado en el suelo, con la pantalla destrozada y partes desprendidas. Tal y como ese teléfono estaba, se dio cuenta de que de la misma manera estaba su corazón, hecho añicos por dentro. No podía culpar a Aless de que la rechazara, ya que tenía bien claro su situación en ese momento. ¿Quién perdonaría una infidelidad? Descubrir a la persona que amas con otro hombre era algo muy difícil de asimilar. Aún así, se negaba a aceptar la realidad que Marco quería hacerle creer. Se repetía una y otra vez que Aless sería incapaz de renegar de alguien que pudiera ser suyo, de su sangre, una parte de él. Sus ojos se llenaron de tristeza y angustia al recordar la imagen de Aless, el hombre que amaba, y ella brazos de otro aquella mañana dónde su vida