El mismo día Veliko, Bulgaria Castillo Ravadinovo Tepes –Isabel no sirvo para los juegos previos entre un hombre y una mujer, así que seré directo, ¿Por qué me invitaste al castillo? –espeto sin abandonar la oscuridad de sus ojos y su silencio me sumerge en mis pensamientos. –Simple, quiero conocer más a fondo del hombre de que todos hablan, no me refiero al guerrero formidable, sino aquel que pocos conocen, el Tepes en la intimidad, ese que se oculta tras la leyenda– replica con su voz afable y una sonrisa descarada que me tienta. De un movimiento la hago sentarse en mi regazo. –Sigues jugando, pero deberías tenerme miedo por la oscura personalidad que proyecto, más que todo no creas que soy diferente a lo que contemplas, ni pienses que te diré una palabra romántica para seducirte,