La misma noche Veliko, Bulgaria Castillo Tarnovo Radu Lo admito, fue mi culpa habernos expuesto por mi terquedad, pero mi ser entero me exigía respuestas, ante todo necesitaba saber que significaba para mi Emperatriz y escucharla sincerarse fue un alivio para mi alma derrotada. Anastasia me tenía flotando entre las nubes con su afirmación de su amor, tanto que no pude controlarme y me perdí en el dulce sabor de sus labios sin pensar en las consecuencias. Estaba cautivo de su boca, preso en nuestra pequeña burbuja y hubiera dado todo por no apartarme de ella. Sin embargo, nuestro pequeño momento romántico fue interrumpido con una presencia indeseable, su prima. Y aunque parezca mentira me incomodó con su proximidad y su sonrisa descarada, en otro momento me hubiera sentido halago por