Al día siguiente Arbanasi, Bulgaria Anastasia A veces pecamos de imprudentes puede ser movilizados por la rabia, la ingenuidad, la confianza o una trampa, pero en tal caso quedamos indefensos ante nuestros enemigos y lo que nos toca es sacar la bandera de tregua, sentarnos a negociar esperando sobrevivir a sus exigencias. Esa es una alternativa sensata, también podemos contraatacar e intentar cambiar el rumbo de la batalla a nuestro favor. Es un recurso arriesgado, aunque no imposible de obtener, al final la guerra es un juego de estrategias donde el más hábil vence, no es solo envainar una espada, sino instinto y sabiduría para conseguir la ansiada victoria. En mi caso mi tío, el Zar me había arrinconado con su chantaje, incluso había caído en su pequeña mentira sobre el pedido de Ra
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