Ya era mañana. Se unía la equipo de Simon Leclerc. Alice se sentía nerviosa, había comprado tanta ropa junto a su madre que no le cabía en los armarios y habían bolsas por todos lados. No se usaba uniforme, por lo que las prendas diarias eran muchas y quiso cambiar de estilo por uno más…llamativo. Su madre se lo recomendó, debido a su nueva figura y ella aceptó, porque al verse con esas ropas, le encantó el aspecto que tenía, aquella mujer en el espejo se veía estupenda. —Eres hermosa.—dijo su madre en ese momento. Ya Alice era igual que las demás con una figura más delgada, su rostro siempre había sido demasiado hermoso. De cara ella era la más bella de todas y ahora el cambio en su cuerpo la convertía en una belleza a la que su círculo estaba más acostumbrado. Las mujeres delgadas, con