Catrina Vidal A las ocho de la noche, Crista y yo estábamos completamente cansadas y fastidiadas de buscar. No llevábamos ni la mitad de los documentos que había en la oficina. —Tal vez aquí no haya nada Caty —dice dejando caer su cuerpo sobre la silla frente al escritorio. Frunzo los labios. —Tiene que haber algo —le digo con desesperación mientras sigo hojeando carpetas llenas de papeles. —Piénsalo Caty, si hubiera aquí evidencia de que tu padre es inocente, no creo que la hayan dejado a la vista, además después de que Elian compro la empresa yo creo que se llevaron todo lo importante, deberíamos ir pero tras los antiguos dueños. —Tal vez tengas razón, yo me quedaré un rato más, ve a casa Crista, mañana tenemos que madrugar —Crista hace un puchero —anda ve, estaré bien, el asiste