Tomó su maleta, ya la tenía hecha desde hace un par de días, no es que llevara la gran cosa, pero los nervios lo habían hecho empacar algunas que otras prendas que ni siquiera usaría. Millie se quedaría con David y Casandra esos días o el día. Todavía no sabía qué tiempo duraría fuera, pero iba a por la aventura. —No parezcas tan indeciso.—Le recomendó David.—Aquí estaremos bien. —Eso ya lo sé. Y nada de amigos, mucho menos fiestas y por el bien de los tres…que Larry no pise esta casa sin que yo esté aquí. —Claro, claro. Solo falta que dejes tus órdenes por escrito. ¡Ya vete! Me da miedo que encuentres cualquier mínimo motivo para quedarte y decidas no ir, señor Antonio Banderas. —Castro. Los hermanos rieron ante el nombre que David eligió para tomar la cita. —¿Nervioso? —La