El sol se escondía detrás de los edificios de San Francisco, proyectando largas sombras por las calles. Alaric y Candy habían llegado a la ciudad en la mañana, cada uno con sus propios remolinos de emociones después de los eventos en San Diego. Candy decidió tomar un descanso y relajarse en su habitación, lo necesitaba, sentía que en cualquier momento los nervios la iban a traicionar y solo tenía ganas de llorar, prefería dormir, porque llorar la dejaría aún más nerviosa. Alaric, sintiendo la necesidad de hablar con alguien sobre todo lo sucedido esperó que su hermano David llegara con Millie para poder charlar con él respecto a la situación en la que la pareja se vio envuelta, cuando la idea solo era ir a una graduación. Cuando David tocó el timbre, Alaric abrió la puerta con una son