Su madre la había llamado dos veces, a la tercera Candy decidió contestar. —Candy, ¡odio que me ignores de ese modo! Siempre que pasa algo te alejas, te alejas y no me dices nada. ¡Por favor! Soy tu madre, me preocupa que estés aislada de tu familia. No estás en casa, ya he ido dos veces, ¿dónde estás? —Viste mi maleta, te dije que me iba de viaje. —¿Por cuánto tiempo? Creí que desistirías de ir a esa granja. ¿Cuándo regresas? —Mamá…¿para qué quieres saber? ¿Qué necesitas? —Saber de mi hija. ¿Te estás alimentando bien? ¿Estás durmiendo bien? Ya has tenido una amenaza de aborto al inicio del embarazo. No te arriesgues y cuida de tus hijos. —Lo estoy haciendo, no te preocupes. ¿Necesitas algo más? —¿Cuándo vienes? —Adiós, mamá.—Terminando de colgar, tocaron a su puerta. Había ped