Caítulo18

2352 Words
Marko Entro a la cocina buscando un poco de agua y me detengo en seco, Francesca levanta la mirada y mentiría si no dijera que se ve adorable, tiene puesto un delantal de corazones, y está preparando algo que no tengo idea que es. Tiene el cabello atado pero algunos mechones se han salido de lugar y caen en ondas sobre su rostro, tiene la cara con harina y se ve jodidamente adorable. No me habla cuando entro, de hecho, no lo hace desde hace días, miro la hora y espero que la sorpresa que le prepare como forma de disculpa funcione, me acerco hasta ella y el aroma dulce de lo que está cocinando mezclado con su perfume me aturden, me mira de soslayo observándome. —¿Qué estás haciendo? —Galletas con chispas de chocolate— dice mientras saca una bandeja del horno. —Podrías haberle pedido a Olga y ella las hubiera hecho. —Lo sé— se saca el guante que uso para no quemarse y me mira—. Pero hoy tenía ganas de cocinar. —Huele delicioso— digo, ella se gira hacia un estante buscando alguna cosa, esta de puntas de pie porque no llega a alcanzar lo que está buscando. No pienso mucho lo que estoy haciendo cuando me acerco a ella por detrás, elevo mi mano por encima de la de ella y tomo lo que estaba buscando. —Marko... — se queda quieta ante mi cercanía, prácticamente estoy acorralándola contra la encimera de la cocina, como si tuviera vida propia mi mano libre va a su cintura y ella suspira ante el contacto. Aprieto con más fuerza, disfrutando cómo se tensa, no sé que estoy haciendo cuando le planto un ligero beso en la nuca, Su respiración se acelera, pero no se mueve, se agarra con fuerza del borde la encimera y la veo cerrar los ojos. Aun no me habla ni me sonríe, exceptuando sus suspiros no me deja ver ningún tipo de emoción o reacción y me veo de nuevo rozando con mis labios su suave piel. No estoy pensando claramente cuando mis labios presionan el lateral de su cuello, luego los dientes mordiendo ligeramente su piel sensible, mi boca ahora está en su nuca, besándola y mordisqueándola. Y me di cuenta que eso hace Francesca nubla mi juicio, me hace ir en contra de mis pensamientos y al parecer ejerció un poder sobre mi dónde no tengo ningún tipo de mando y estoy empezando a sentirme cansado y resignado. ―Dime que pare ―digo, mis labios rozando ligeramente el lóbulo de su oreja, no dice nada, ni una sola palabra―. ¿No dirás nada, mía cara? Vuelvo a besar su cuello, esta vez un poco más arriba, debajo de la oreja, y disfruto de su estremecimiento. Francesca se gira quedando frente a mí, sus ojos brillan como una gema dorada y sus mejillas están sonrosadas, su pecho sube y baja de forma rápida y baja la cabeza privándome de esa mirada hipnótica que tiene. ― ¿No? ― me inclino hacia delante hasta que nuestros rostros quedan a un palmo de distancia, deslizo la mano hacia abajo y rodeo su esbelto cuello con los dedos. La obligo a mirarme y casi caigo de rodillas ante ella. Sus ojos son una tormenta de emociones que me golpean casi no dejándome respirar, no sé qué me hiso, no sé qué es lo que tiene Francesca, pero por mucho que lo intente y lo hago, no puedo sacarla de mi mente. Y estoy cansado de luchar contra mi cabeza. Me acerco más si eso es posible y ahora mis dos manos van a su cintura apretándola y atrayéndola hasta mí, nuestros pechos rozándose, Francesca lleva sus manos hasta ahí y a pesar de que llevo una camisa puesta su toque quema mi piel. Tira la cabeza hacia atrás, mirándome, y mis ojos caen directamente en su boca, se muerde el labio inferior y es suficiente para hacerme perder el raciocinio. Solo es un roce, una sutil caricia de mis labios sobre los suyo, Francesca cierra los ojos y suspira, una especie de sutil gemido que me provoco todo un escalofrió en el cuerpo, muerdo suavemente su labio inferior y no puedo esperar para devorar su tan tentadora boca. Creo que pocas veces desee tanto algo en mi vida como besar ahora a Francesca. Iba a besarla, claro que lo haría y todo podría irse a la mierda en este momento y nada me importaría menos. Que me condené el mundo luego porque en cuanto volví a rozar sus labios con los míos, supe con total certeza que esto sería un desastre, pero también y de forma irrevocable que al hacerlo sería incapaz de volver a alejarme… ―Marko― la voz de Boris, interrumpe y corta cualquier momento que había entre Francesca y yo, cierro los ojos, con la frustración bullendo por mis venas―. El encargo ya está aquí, se encuentra en la sala esperando. Apoyo mi frente en la de mi esposa aun con los ojos cerrados y suspiro tratando de calmar mi cuerpo y los latidos erráticos de mi corazon. ―Enseguida voy― escucho a Boris irse y me quedo así unos segundos más antes de recomponerme, cuando abro los ojos me está mirando, acaricio su mejilla y tomo su mano―. Ven, quiero mostrarte algo. ― ¿Qué es? ¿Qué sucede? La llevo fuera de la cocina y la guio hasta el salón donde la sorpresa que le prepare la está esperando. ―Marko... ¿Qué pasa? ― sus palabras mueren cuando ve a su mejor amiga Bianca parada en el medio de nuestra sala, es nada más mirarse para que ella se suelte de mi mano y salga corriendo a su encuentro. Se abrazan mientras gritan y lloran, nunca voy a entender esa clase de emoción, pero me alegra verla en ella. No fue fácil convencer a la familia de Bianca para que la dejen venir a New York sola, pero quería compensar a Francesca por mi comportamiento asique hice hasta la imposible para que accedieran. Y verla así, ver la sonrisa de mi esposa en su rostro me demuestra que cada centavo y tiempo que gaste valió la maldita pena. Sabía que ella era probablemente a la única persona que extrañaría y después de un mes aquí quería que tuviera una cara conocida, alguien a quien ella quisiera y se sintiera cómoda, no me equivoque, siguen llorando sin dejar de abrazarse mientras dicen palabras que son completamente inentendibles. Todo sucede por sus rostros en una milésima de segundos, lloran, se ríen, vuelven a llorar y me siento totalmente como un extraño interrumpiendo un momento íntimo, como si Francesca pudiera leer mis pensamientos, se suelta de su amiga, se gira y viene hacia mi dónde se cuelga de mi cuello y me abraza. Su perfume y su calor me llegan de inmediato y no quiero que me suelte, no quiero soltarla. Se queda así por un momento que me pareció efímero, me miro con esos hermosos ojos suyos y me sonrió por primera vez total y completamente, me rendí, me tuvo en ese preciso momento. ―Gracias― susurro, su mirada brillando de la emoción, acaricio mi mejilla al tiempo que se puso de puntas de pie y fue ella la que esta vez rozo sus labios con los míos―. Gracias por esto, no tienes idea lo feliz que me has hecho. Sonrió sincera y genuinamente por primera vez en mucho tiempo, no sabía lo mucho que necesitaba eso de ella, y ahora es lo único que quiero que haga porque de alguna manera todo se vuelve más brillante a su alrededor. ―Bienvenida Bianca, espero que el viaje haya sido tranquilo― Francesca me mira y se gira a su amiga que se acerca hasta nosotros. Sofía me tiende la mano de forma educada y la acepto enseguida. ―Sí, señor Petrovich, gracias. ―Solo Marko― digo, ella sonríe de forma tímida y mira a mi esposa―. Bienvenida, siéntete como en casa, ya tienes una habitación preparada para ti, espero que disfrutes tu estadía aquí y su tiempo juntas. ―Gracias, su casa es hermosa― Francesca se gira para mirarme, le corro un mechón de pelo de la cara y beso su mejilla. ―Voy a estar en mi despacho ángel, disfruten y nos vemos para cenar. ―Gracias Marko― vuelve a susurrar antes de irme. Escuches sus voces a medida que me fui alejando, me encierro en mi despacho y suspiro una vez que me encuentro solo, rememorando todo lo que acaba de pasar y en la forma en que no me arrepiento ni un poco de ello. No recuerdo haber deseado nunca a una mujer con tanta locura como para que ocupe todos mis pensamientos, pero Francesca rompió con todos mis esquemas en tan poco tiempo que me siento fuera de mi elemento. A pesar de mi anterior compromiso, nunca si tengo que ser honesto me sentí así, y no es una cuestión de tiempo, es una cuestión de intensidad y ella arraso con todo. Francesca me ha jodido completamente el cerebro. Y ahora quiero que me sonría ahora todo el tiempo, porque lo necesito, porque ahora que lo hizo, algo sucedió dentro de mi pecho muerto. Porque hace que mi corazón se acelere y nunca creí que eso pudiera volver a ser posible de nuevo. Cerca de las nueve de la noche deje mi despacho, Francesca no estaba en su estudio ni tampoco en la sala, subí al área de las habitaciones a buscarla para avisarles que la cena estaría lista en quince minutos. La puerta de su habitación estaba entre abierta y se escuchaban sus voces, iba a irme y no interrumpir o inmiscuirme en su intimidad cuando mi nombre en sus labios detuvo mis pasos, estaban hablando de mí y eso llamo mi atención, me quede ahí en las sombras. ―Él te gusta― no sonó como una pregunta sino más bien como una afirmación. ―Sí, me gusta mucho y eso está matándome― algo dentro mío se agito ante eso―. Pero... ―Vamos Fran, tienes que contarme no seas mala conmigo― dice su amiga―. No puedes mentirme, no después de haber visto la forma en que te miraba y tú lo besaste ―Estas mal interpretando todo― dice mi esposa―. Y no nos besamos, solo rozamos nuestros labios dos veces… bueno tres, dios casi nos besamos. ―Y eso no es bueno acaso? ―No sé qué le paso, red, yo no le gusto de esa manera― estaba tan equivocada con respecto a eso. ―No lo creo, vi la forma en que te miraba, te lo dije el día de la boda en cuanto te conociera y viera lo hermosa que eres iba a caer rendido por ti. ―Claro que no, el no siente ni puede sentir nada por mí, me lo dijo, que nunca podría volver a sentir amor― su amiga está en silencio escuchándola, Francesca juega con el borde de su sweater como si estuviera nerviosa―. Nada ha pasado entre nosotros, y no soy tonta sé que el aun siente cosas por mi hermana. ―Fran... ―No, está bien, lo entiendo enserio― dice de forma apresurada―. No importa si no le gusto o nunca llega a quererme, me conformo y le agradezco con todo lo que hace por mí, me cuida, se preocupa por mi salud, me dejo tener ese increíble estudio, incluso vio todos y cada uno de mis cuadros. Se me comprime el pecho escuchándola y es algo que nunca había experimentado antes. ―Pero a pesar de ello no deberías conformarte Fran, tú te mereces más, mucho más― Francesca niega con la cabeza―. Mereces a alguien que te miré y piense que eres el mundo entero, que te amé sin medidas y vea lo increíble que eres. ―Pero es lo que me toco y no hay nada que pueda hacer, tú lo sabes bien. ―Entonces ustedes nunca... ―No, desde nuestra noche de bodas dormimos en habitaciones separadas― cuenta―. Al principio me pareció raro, no escuche de ningún hombre que no quiera consumar su noche de bodas, pero cuando paso me sentí aliviada. ―Y eso que ese hombre es una fantasía andante― se ríen. ―Lo es si, Marko es una tentación de hombre, pero no fue por eso, fue porque no quería que mi primera vez fuera en esas circunstancias, con un hombre que no me deseaba en absoluto y que, además seguía pensando en mi hermana. Me tenso enseguida, quisiera decir que en ese momento no lo hacía, pero no puedo negarlo, si pensaba en ella, pero no fue por eso únicamente que no me acosté con mi esposa, fue porque si lo hacia la rompería y a pesar de todo no quería condenarla a eso. ―Entonces fue lo mejor― dice su amiga―. Quizás las dos estemos condenadas a morir vírgenes― las dos se echan a reír luego de ese comentario―. ¿alguna vez imaginaste como seria ese momento? ―Si― confiesa Francesca―. Lo imagine frente a una gran chimenea, o con velas por todo el lugar y sobre esas alfombras que son como acolchonadas con pelos, hermosas flores, con un hombre que amara y con el que fuera especial hacer el amor y… no se sofí, tonterías, solo es una fantasía que nunca se va a cumplir. ―No sabes eso. ―Sí, se― dice de forma firme―. Vamos que ya es hora de cenar y Marko debe estar esperándonos. Me voy rápido y camino hasta meterme en mi cuarto, me siento en la cama, no quise escuchar, pero ahora esa conversación está dando vueltas en mi cabeza ¿Qué voy a hacer contigo Francesca?
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD