4

511 Words
Las clases eran aburridas. Bien, no todas lo son pero entiendes mi punto ¿No? Yo no recuerdo ni una sola clase divertida en la escuela más que música y tal vez educación física pero tampoco era como que fueran algo a lo que me sometería siempre. Es difícil interesarse en aprender teniendo maestros menos interesados que uno en la materia. Es difícil recordar lo que dicen cuando dicen una cosa por la boca pero con la cara dicen que claramente el salario y tener que ser ignorado por treinta alumnos no vale para nada la pena. Sé que los profesores son buenas personas y creo que merecen mucho más reconocimiento del que se les da actualmente pero te lo juro, ese maestro de historia que tuvimos era el peor de todos pese a que era el único que le ponía empeño a la clase. ¿Te acuerdas del profesor de filosofía? Lo haces ¿No? Es imposible olvidar a un sujeto como ese. Ese sin duda alguna era el peor de todos. Por Dios que era obvio que antes de entrar a clases de fumaba un poco de algo fuerte para sobrellevar tener que explicarnos lo que es la vida y el significado de la ética. Siempre se quedaba absorto mirando el techo sin decir una palabra y con una pierna adentro del ataúd. ¿Te acuerdas de que toda la clase lo observaba en silencio cada vez que se quedaba mirando el techo en completo silencio como por cinco minutos claramente estando en otro universo gracias a la m*******a que se guardaba en su casillero en la sala de maestros? Recuerdo que en una de sus clases sentí una mirada sobre mí. ¿No es raro eso de poder sentir que alguien te mira? Yo sigo sin entender cómo funciona. Bueno, ahora he perdido un poco mi sensibilidad a eso, estoy seguro de que tú también. Como sea, recuerdo que mis ojos se detuvieron en Emily que desvió su mirada al instante llena de vergüenza. Siempre fue así, ¿Acaso sigue siendo de esa forma? Se avergonzaba demasiado rápido, era muy tímida y se ponía roja por lo que fuera que dijera. Era demasiado tierna como para ser real. Yo la miré dedicándole una sonrisa y luego te miré a ti que estabas sentada a su lado porque siempre se sentaron juntas o al menos lo hacían en esos tiempos. Tú me hiciste una seña para restarle importancia a la reacción de Emily a quien después le dijiste algo inaudible para mí. Ambas se rieron (sigo preguntándome si le contaste un chiste o si se burlaron, no lo sé y dudo que si te lo pregunto ahora recuerdes lo que sea que le hayas dicho esa tarde). Se volvió a mirarme y me dedicó una tímida pero cariñosa sonrisa antes de volver su atención al maestro. No sé si decírtelo después de tanto tiempo, pero confesaré que mi pecho se derritió al verla. Supongo que ese fue el momento en que supe que me gustaba y que juré intentarlo de todo para que yo pudiera gustarle de la misma forma.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD