Prologo.

1344 Words
En los profundos bosques al norte de Ipswich se asentaron unas cuantas familias con la idea principal de expandirse y vivir en paz alejados de los crecientes suburbios, la tierra fue generosa con todos ellos y les proveyó de lo necesario para su expansión, con el tiempo también llegó a ellos la modernidad de las grandes ciudades y entro el tren aunque mantuvieron el atisbo de tranquilidad que llegaron buscando. De las primeras familias que llegaron allí, una de las que ha resaltado sobre todos es la familia Miller, dos generaciones habían vivido plenamente en el pueblo de Leyerendes y cuando Joseph contrajo matrimonio con Rose todos estaban ansiosos por conocer a la tercera generación de la familia Miller que crecería entre los inmensos arboles de un bosque profundo. Joseph había adquirido el rol de alcalde sin pedirlo ni desearlo ya que era la persona que más se preocupaba por mantener la paz entre todos y era además quien tenía una estabilidad económica mayor que además proveía muchos empleos, brindaba trabajo en su casa y en sus tierras. Rose era una mujer dulce que estaba muy sumergida en la religión, una fiel devota que jamás faltaba a misa y que siempre pedía en oración por la felicidad de la familia. Un año después de haberse casado ambos tenían en brazos a su primogénita, una niña al cual llamaron Jimena, al siguiente año y medio le dieron la bienvenida a un pequeño niño que nombraron Johann. Una familia completa a la cual no le duró mucho la felicidad, cuatros años después del nacimiento de Johann la familia fue sacudida por una terrible desgracia. Un fuego feroz se desató de la nada dentro de casa y se expandió demasiado rápido por todos lados, Rose solo pudo sacar a su niña ya que estaba jugando con su muñeca en la sala y Johann estaba en el segundo piso donde el fuego no tuvo piedad en abrazar todo hasta reducirlo a cenizas. La felicidad de toda la familia quedo vuelta una nada como la casa que acababan de perder, todos los habitantes del pueblo abrieron sus puertas para recibirlos con ellos en el tiempo que Joseph volvía de su viaje, los padres de Rose recibieron a su hija y nieta en casa con toda la buena voluntad que había en sus corazones. Joseph volvió de forma anticipada cuando se entero de lo que había sucedido, debía ser la roca que su esposa necesitaba en aquellos momentos de angustia, tenia una muy buena relación con sus suegros y ellos les dijeron que podían quedarse el tiempo que fuese necesario. Joseph tenia una buena cabeza para los negocios y con ayuda de su madre Amaranta volvió a comenzar, buscaba volver a tener un patrimonio suficiente para levantar su casa una vez mas. Los incendios pueden arrasar bosques enteros y dejarlos vueltos cenizas, pero de las cenizas surge nueva vida y la familia Miller fue bendecida con el nacimiento de una niña a la cual bautizaron como Yelena, la pareja estaba maravillada con aquel nuevo integrante y Jimena también estaba feliz de tener una hermanita con la cual podría jugar cuando creciera. Con los negocios dando muy buenos frutos y con un nuevo integrante, Joseph pensó que ya era momento de construir una nueva casa para vivir como la familia que eran llevando en sus mentes y corazones el recuerdo del dulce Johann. La pareja debía trabajar junta si quería volver a tener sus cosas como antes y para eso iban a tener que sacrificar un poco de tiempo con sus hijas, mientras Joseph salía a sus viajes de negocios Rose se quedaba en el pueblo esperando los materiales necesarios para comenzar la construcción y además organizar a los trabajadores. La pareja Osiel, padres de Rose, estaban dispuestos a cuidar a sus nietas, sin embargo, la responsabilidad de tener a un bebé no era muy grata para ellos pues era el doble de líos para sus propios asuntos, tampoco es que estuvieran muy contentos con el nacimiento de la pequeña Yelena y que aunque no lo dijeran abiertamente, no querían tomar el cargo de cuidarla, sabiendo interpretar miradas y siendo un hombre muy perceptivo Joseph pidió ayuda a su madre. Amaranta Miller era una de las mujeres mas respetadas de todo el pueblo, viuda y con un capital mucho mayor que el de su hijo, tenia su gran cabaña a las afueras del pueblo construida con las mejores maderas en medio de un hermoso claro rodeado por grandes arboles frondosos, nunca fue una mujer ermitaña o arisca con las personas, sin embargo, disfrutaba de la soledad y la belleza que le daba vivir en ese lugar lejos de las ruidosas vecinas o los ruidos estridentes del herrero porque cada vez el pueblo se iba llenando de mas comercios, cuando su hijo le planteo el cuidar a una de sus nietas ella se emociono y no le dejo terminar de hablar cuando estaba pidiendo hacerse cargo de Yelena, era la que mas se parecía a su hijo y por lo tanto a ella, Joseph no comento nada mas que unas verdaderas gracias aunque Rose no estaba muy contenta de que su suegra se hiciera cargo de su bebé, pero no le quedo mas opción que aceptar. La construcción de una enorme casona con las habitaciones suficientes por si volvían a tener mas hijos, con establos amplios para los animales y jardines muy arreglados para que las niñas jugaran entre ellos. Tres años les tomo para que su casa soñada estuviera lista y cuando eso ocurrió la familia se mudo a su nuevo hogar, Yelena era una niña muy curiosa y sus grandes ojos color avellana brillaban con las emociones de descubrir algo nuevo, su cabello castaño se mantenía atado en una trenza aunque por sus aventuras casi siempre andaba despeinada y con sus vestidos sucios por caerse en los caminos, sin zapatos persiguiendo a las cabras o ayudando a los peones a ordeñar las vacas, Yelena era un espíritu libre que no quería seguir las normas de una señorita de sociedad que su madre quería imponerle. Jimena era una niña mucho mas tranquila que su hermanita, pero no podía evitar acompañarla en alguna que otra travesura divertida en los bellos jardines de su casa, aun con todo eso, la diferencia entre ambas era muy abismal por sus gustos y personalidades tan opuestas; Jimena creció en una burbuja que sus abuelos crearon para ella donde debía ser educada y convivir con las personas, siempre sonreír con dulzura y mantener la compostura, no debía confiar en el bosque porque era peligroso, mientras que Yelena lo hico en el medio del bosque sin temor a nada, con la idea de que si se caía debía levantarse por su cuenta, si no le nacía del corazón hacer algo no tenia porque hacerlo a la fuerza, que dijera siempre su idea con claridad y respeto, no debía estar donde no era escuchada y que a lo único que debía tenerle terror era a las personas. Los años se pasan volando y las hermanas fueron cambiando a medida iban creciendo, Jimena se convirtió en una señorita muy educada, con un carácter muy dócil y totalmente dispuesta a ayudar a todo aquel que se lo pidiera, al igual que su madre le gustaba formar parte de la iglesia y de todo su credo, siempre obedecía a todo lo que sus padres le dijeran sin desafiarlos o cuestionarles, caso contrario a su hermana. Yelena disfrutaba mas pasar sus días enteros en soledad con su abuela en medio de aquel espeso bosque, con un carácter mas rebelde y maliciosa, cuestionando cada orden dada por sus padres, jamás bajando la cabeza cuando alguien intentaba verle de menos; Amaranta era feliz de tener a su nieta ayudándola con todo lo que necesitaba y la mujer termino convirtiéndose en su mayor soporte emocional hasta que por la edad ella falleció, dejando a Yelena muy triste y sintiéndose sola además de decepcionada por un sin fin de eventos ocurridos después de la muerte de Amaranta.
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