Unidos por el destino

Prólogo

Amor.

 Insignificante palabra que hace perder la cabeza a todo ser humano. Nos hace cometer locuras hasta el punto de convertirnos en unos viles mentirosos, nos hace provocar daño a la persona que "amamos" poniendo la típica excusa de que, toda locura que provocamos, es por su bien. Cómo de equivocados estamos. 

 La vida es tan fácil de sobrellevar, pero somos nosotros mismos quienes la complicamos con problemas que provocamos con estúpidas acciones. Qué fácil sería todo si dejásemos de pensar y nos dedicáramos a sentir. 

 Desearía poder cambiar o borrar mis acciones pasadas, desearía retroceder en el tiempo y reparar cada uno de los errores que he ido cometiendo. Pero, lo que de verdad deseo, es no haberla hecho sufrir nunca. Ella no lo merece. Es demasiado buena, hay demasiada bondad es su corazón y, puedo decir sin titubear que, ella, es el ser más puro que existe y yo he tenido la suerte de encontrarla. En poco tiempo ha logrado derretir el gran témpano de hielo en el que mi corazón estaba envuelto, a salvo de cualquier sentimiento. Ha logrado colarse en cada poro de mi piel sin mucho esfuerzo y para ser sincero, no me ha importado dejarla adentrarse en mi vida. Me arrepiento de tantas cosas, pero, de lo único de lo que no me arrepiento es, de haberla conocido. Amarla es lo que me hace sentir vivo, verla sonreír hace que los problemas desaparezcan. 

 Espero que no sea tarde, espero que pueda perdonarme por ser un idiota, porque ella se ha convertido en el motor de mi vida.