Capítulo 11: ~Misterio en la iglesia ~

1704 Words
Las miradas confusas de las amigas de la joven eran evidentes y eso les incomodaba a los dos elementales, quienes trataban de salir de esa situación algo incómoda para ambos ya que debían darles detalles sobre sus verdaderos puestos de los que hasta ellos desconocían por completo. — ¡No soy una princesa!.— habló rápidamente la castaña agitando sus manos en el arie.— solo soy un recipiente de un elemento, ellos nos llaman así porqué...— quedó en total silencio al ya no encontrar palabras para terminar su breve explicación de lo poco que le había contado su guardián.— porqué....—fue lo único que atinó a decir. — Son muy importantes para nosotros y deberían serlo para ustedes.— intervino Sey.— ellos darán un nuevo balance a este planeta y gobernarán este lugar lleno de oscuridad.— él de traje solo se abrazó a sí mismo y con una sonrisa prosiguió con su explicación.— pero para eso... Interrumpió.— ¡No!.— gritó Amanda para evitar que el guardián involucrara a sus amigas.— no soy nadie importante, solo soy una chica que no es especial y nunca lo será.— tratando de mostrar una sonrisa fingida solo miró a sus amigas y habló para no permitir que su guardián les tratara de hacerlos ver como seres superiores.— solo una chica con una vida normal, y problemas comunes y nada más. El guardián de la chica solo agachó la mirada ya que entendió claramente lo que su protegida trataba de hacer y por eso se sintió tal vez herido al no poder presumir a su dulce elemento, mientras que la guardiana de Ethan solo tomó del brazo a Amanda para callar esas palabras que lastimaba a ambos mayores por el simple hecho de que se comparaban a lo que ellos les llamaban "simples humanos". — Mira, ustedes son importantes aún que digan lo contrario.— frunció el ceño.— ¡son seres superiores a los humanos y más fuertes!.— gritó la mayor llena de impotencia ante la situación.— ¡son la clave de nuestra salvación contra el mal! — ¡No, no soy superior y nunca lo seré Marie!.— le respondió ya fastidiada por el comportamiento de los guardianes.— y si así lo fuese... no hubiese nacido en medio de lo que Sey llama "basurero mortal", pero así fue, y si mi planeta es para ustedes un basurero.— desvió la mirada para evitar a la de la mayor y con la poca ira que estaba creciendo en su interior, cerró el puño para demostrar aquel sentimiento negativo que la estaba comenzando a consumir.— no debo de ser tan especial como lo dicen ustedes. Sin ganas de verlos y escucharlos, solo cerró los ojos y con amargura tragó saliva para luego retirarse de ahí, dejando a los guardianes sorprendidos por el comportamiento de la joven. Por otro lado, el rubio solo la miró con preocupación. — ¡¡Amy, espera no te vayas!!.— gritó Ethan.— ¡tenemos que estar juntos!.— esta vez gritó para ir detrás de ella. — Déjala, no entenderá...— Marie lo detuvo.— Esta cegada. Y ya tengo una ligera sospecha de lo que esta pasando en este maldito lugar.— habló mientras miraba a su alrededor, tal vez buscando algo. La joven de cabellos castaños solo siguió su camino sin mirar atrás, era evidente que aquello la estaba molestando y eso era aquel pensamiento que los guardianes tenían sobre ellos. A paso rápido se alejó de ahí mientras que sus pensamientos eran consumidos por la molestia que sentía en esos momentos, aún que eso era extraño para ella, ya que siempre que estaba con Ethan era la mayor parte de su tiempo feliz con el simple hecho de escucharlo. Tan sumida en su amargura, sin previo aviso alguien la tomó del brazo para así sacarla de sus pensamientos provocando que se asustará por la acción tan repentina. Al dirigir su mirada hacia a un lado, notó que se trataba de un hombre bien vestido de cabellos rojos y un poco largos que caían ligeramente por sus hombros como una cascada de hermosos rubíes, con un antifaz que cubría la mitad de su rostro. El adorno solo dejaba ver esos hipnóticos orbes color esmeralda que resaltaban gracias a su piel pálida que le daban un aspecto hermoso. — ¿Disculpe?, emm... ¿necesita algo?.— interrogó la joven manteniendo contacto visual con aquel hombre que aún la tomaba del hombro. — No mi señora.— respondió con una sonrisa socarrona.— solo la llevo a su habitación para que se vista para la ocasión. Aquellas palabras le causaron confusión a la joven, quien solo dudaba en seguirlo ya que su guardián no le había dicho que hacían en ese lugar, pero al recordar las miradas de preocupación de Marie y Sey, tuvo un mal presentimiento respecto a ese lugar. La castaña quería soltarse del agarre del hombre mayor pero no lo logró, haciendo que este solo la tomara más fuerte del brazo causando un ligero dolor en la zona. — Ahg, ¿podría soltarme?, me está lastimando.— se quejó del agarre. — Señora Vendaval no puedo hacerlo.— respondió.— son órdenes de mi señor.— le sonrió pero esta vez fue de burla. Amy no entendía a que se refería y las únicas preguntas que inundaban su mente en esos momentos eran como: ¿acaso el era otro guardián? ¿será que su señor es el creador? ¿a dónde me lleva? Esas eran las interrogantes que comenzaban a resonar como eco en su mente anunciando que estuviese alerta a todo lo que había a su alrededor, pero la voz del hombre le hizo perder el hilo de sus pensamientos para darle un pequeño aviso. — Ya llegamos.—mencionó el hombre mayor.— espero que esta habitación sea de su agrado. El hombre pelirrojo solo abrió la gran puerta y lanzó a la joven hacia adentro de aquella habitación para después cerrar la puerta con llave. Amy al escuchar un clic que provenía de la chapa de la puerta, el temor la invadió pero no por eso iba a quedarse en el suelo sin hacer nada a esperar a que sucediese algo de lo que se arrepentiría más tarde. Así que solo se levantó para después buscar una salida en esa gran y hermosa habitación tan iluminada en la que se encontraba. — Hmm, debe de haber una ventana en este lugar.— pensó en voz alta.— ¿pero dónde estará? La joven solo se acercó a las paredes de la habitación para comenzar a pasar las palmas de sus manos, por que a causa del color de ese lugar le hacía no visualizar bien lo que había a su alrededor. Después de un tiempo buscando encontró una gran ventana que para su desgracia tenía rejas por dentro que le impedían salir de aquel lugar. Con desesperación solo golpeó el vidrio por unos cuantos minutos, pero al ver que a este ni una g****a se le formaba, dejó salir un largo y pesado suspiro ya que este aún se encontraba intacto. — No puedo creerlo.— caminó hacia la puerta.— ¿acaso soy demasiado estúpida para dejarme atrapar así? Solo se apoyó en la gran puerta con un gran sentimiento de desesperación que le hacía sentir que la estaban ahogando en una gran pecera, ¿acaso así se sentían las aves al estar encerradas en jaulas?, era la única pregunta que pasó por su mente haciendo que el poco tiempo que llevaba ahí se volviera una eternidad para ella. — Ethan... — pensó con lágrimas en los ojos.— por favor, ayúdame a salir... Lágrimas llenas de desesperación recorrieron sus mejillas y su imaginación comenzó a traicionarla haciendo que temiera lo peor por sus amigas, los dos guardianes y por Ethan. — ¡¡¡ETHAN!!!.— golpeó la puerta.— ¡¡¡SEY!!!, ¡¡¡MARIE!!!.— está vez comenzó a patear la gran puerta de madera. Gritó y golpeó una vez más pero al escuchar pasos detrás de la gran puerta solo se detuvo al escuchar dos voces que hicieron que se separara de la puerta. Al abrirse dejó ver a una mujer vestida de n***o, que llevaba su rostro cubierto por un velo color n***o. Aquella mujer llevaba entre sus manos un vestido blanco, brumoso y muy hermoso pero además del vestido llevaba un velo, una corona y unas zapatillas que solo las colocó en el suelo y le entregó el vestido a Amanda, pero sin permitirle que saliera de la habitación. — Necesito que se ponga esto para cuando ellos vengan por usted.— habló de manera cortante.— si no se encuentra lista, juro que sus amigos y familiares lo pagarán... ya están advertidos los dos.. Fue lo único que dijo para después salir por la puerta y cerrarla nuevamente con llave. Amanda no tenía más opciones por cuales guiarse, así que solo obedeció a la mujer y se vistió con una gran incomodidad al ver nuevamente un vestido de bodas. Al estar casi lista se posó frente a la ventana para ver su tenue reflejo ponerse el velo y la corona. — ¿Otra vez me voy a casar con Ethan?.— suspiró.— no entiendo los rituales de los elementos. Amanda un poco más calmada solo tomó asiento en la gran cama que se encontraba tras de ella esperando a que alguien abriera la puerta para salir de aquel lugar, ya que tenía planeado escapar en el momento que fueran a recogerla. No pasaron ni 5 minutos cuando se escuchó sonido del eco de unas pisadas y después el "clic" de la cerradura, haciendo que la joven se levantara de su asiento rápidamente para tratar de empujar a quien se encontraba detrás de la puerta. Al momento de tratar de abrirla la persona que se encontraba afuera hizo fuerza para que no pudiese salir, causando frustración en la castaña. Pero gracias a dios, escuchó detrás de la puerta a quien más deseaba oír en esos momentos. — ¿Amy, puedo pasar?..
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