Capítulo 12: Misterio en la iglesia (parte 2)

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No dudó en responder ante aquella voz que provenía detrás de la puerta y con alegría solo esperó a que la puerta se abriera en su totalidad para luego abalanzarse sobre el joven, quien rápidamente correspondió el abrazo, mientras lanzaba al suelo las llaves. — Creí que me dejarían encerrada aquí.— habló con lágrimas en los ojos.— Ethan... — Tranquila, todo está bien.— sonrió.— ahora que estamos juntos debemos huir de este lugar. Marie y Sey descubrieron algo que te dejará sin palabras.—se separó un poco de Amanda.— este castillo o iglesia no es lo que aparenta ser, ¡¿puedes creerlo?! —Jajaja, dudo que algo asi me impresione a estas alturas y más en este lugar extraño.— se separó de Ethan. — Eso creía yo, pero siempre hay cosas que ni un niño como yo sabe.— alzó los hombros.— pero vamos, Amy... siempre habrá algo que será... emm... — Algo chingón, ¿a eso te refieres?.— arqueo una ceja. —¿Chingón?.— interrogó confundido. — Vamos, te explicaré en el camino, por el momento debemos dejar de lado la charla y salir de este lugar tan extraño. Aún que también me tienes que explicar el como abriste la puerta. — Eso es fácil, al joven de antifaz se le cayeron la llaves en mi habitación. Lo único que hice fue pararme arriba de las llaves para que no las mirara.— sonrió. — ¿Cómo no se percató de eso? — No lo sé, se veía muy emocionado. La castaña solo tomó a su acompañante de la mano para después comenzar a correr juntos por aquellos pasillos que eran adornados por armaduras, espadas, bellas pinturas y alguno que otro jarrón con plantas. — Ahora si, ¿explícame que es "Chingón"?.— interrogó Ethan aún corriendo. — ¿No sabes que es eso?.— le interrogó. — Amy, si te pregunto es por que no se que es.— le respondió mientras mostraba una sonrisa tímida.— es que mi familia es extranjera. — ¿Y cómo sabes hablar español?.— le preguntó mientras aún seguían corriendo por aquel pasillo que parecía no tener fin. — Por que hace 8 años vine a vivir aquí, pero aún desconozco el significado de algunas palabras en español.— suspiró. — Emm... bueno,"Chingón"... es algo... emm, es que sicnifica varias cosas.— sonrió apenada.— bueno al "chingón" que me refiero es a algo genial, fantástico o sorprendente. — Ahora descubrí que mi esposa es 100% Mexicana.— sonrió. — Y yo que mi esposo es extranjero y que no me quiere decir de donde es exactamente, pero la vida continua. — ¿Pero no estás molesta? Sus pasos se detuvieron al estar frente a una gran puerta que abrieron para pasar a la siguiente habitación, donde se encontraban a lo lejos a las amigas de Amanda atadas sobre un escenario junto al grupo de amigos de Ethan que estaban de la misma forma que las chicas. Cerrando la puerta.— No se a que te refieres con molestarme.— miró al chico. — Pues de que no te dije eso en un principio.— desvió la mirada. Interrumpió.— Eso no me importa, la verdad, es irrelevante.— encogió los hombros.— lo importante es que ambos estamos en el mismo bando y que buscamos el bien de los demás. Además, ¿por qué tendría que molestarme que me hayas ocultado eso? — Entonces.... — Deja de lado eso.— suspiró.— no creas que soy una esposa tóxica y que necesito saber todo sobre tu pasado, lo que importa ahora es el presente. — Perdona por ser muy...— desvio la mirada. Interrumpió.— Si quieres ser un caballero de armadura brillante para mi y nuestros amigos.... es mejor que vayamos a rescatarlos ahora y dejes de pensar en algo que no tiene sentido. Las mejillas del joven se ruborizaron ante aquel comentario y siguió a Amanda, quien solo corrió hacia sus amigas a y los chicos para tratar de desatarlos. Lo raro de aquella situación era de que los nudos no eran muy buenos, cosa que preocupó a ambos elementos, quienes al tener ya a sus amigos libres solo trataron de explicarles la situación. — Emm, como les explico....— habló Ethan.— Amy, puedes explicarles por favor... no sé si ellos me entiendan. — Pues espero que tus amigos entiendan lo que voy a decir.— miró a los jóvenes.— bueno, si no entienden mis palabras tu les explicas por qué los veo muy.— desvió la mirada.— bueno eso no importa. Mirando a sus amigos.— Primero que nada, a ustedes les presento a mi señora.— apuntó a Amy. Frunció el ceño.— Llámame señora de nuevo y juro que quien te asesine no será hambruna.— sentenció. — Ella es Amy, la mujer más linda que eh conocido.— trató de sonreír.— en pocas palabras, es mi esposa. — Wow Ethy, jamás creí que te vería casado con una guerrera de....— mirando a Amanda. — Viento.— les aclaró.— ella es la elemental de viento, mi esposa.— mencionó lleno de orgullo. — Ah, es una guerrera de aire.— con sonrisa pícara se acercó al rubio para después darle un codazo ya que tenía la clara intención de molestarlo un poco con el tema.— ¿y ustedes...? — Seas tonto.— lo interrumpió la joven al percatarse de a donde quería llegar con esa pregunta. — Samuel no le hagas comentarios ni preguntas así sobre mi matrimonio, eso es una falta de respeto hacia mi esposa y hacia mi, ¿no querrás arder en estos momentos?.— habló con seriedad. — Es raro que me llames esposa.— se ruborizó.— pero recuerda que debemos salir de aquí. Ah, y aún que no me has dicho lo que descubrieron Marie y Sey. El joven de cabellos dorados solo soltó un suspiro para después acercarse a Amanda y tomarla de las manos para darle la información. — Estamos en territorios enemigos.— habló con preocupación.— Sey y Marie me dijieron que debíamos huir mientras ellos detenían a los cuatro jinetes. Seria.— No... yo no dejaré a mi guardián aquí. — Amy, el mundo se irá al carajo si no nos quedamos aquí. — Pues si solo me matan a mi, pues quedan otros tres elementos vivos.— alzó los hombros.— además no soy indispensable para nadie. — Oh, vamos, no me vengas con esa tontería.— habló Ethan.— para mi y mi elemento lo eres... si tu mueres me debilito, además... tú eres la única que me ayuda a sonreír. — Ethan, no tenemos nuestras reliquias con nosotros. Así que no hay nada de que temer.— se cruzó de brazos.— si las tuviésemos sería el fin de la humanidad si nos matan con ellas bajo nuestro poder. Los amigos de ambos jóvenes solo se cansaron de escucharlos, así que solo los tomaron de los brazos para llamar su atención. — Emm, ¿pueden dejar de lado sus problemas conyugales y ayudarnos a salir?.— habló Wendy. — Esa chica tiene razón, vamos hombre deja de lado los problemas amorosos que tienes con esa ventisca y ayúdenos a salir.— habló Samuel. Aquellas palabras tal vez no fueron las mejores para que Ethan dejara de lado la pequeña discusión con Amanda, ya que al escuchar a su amigo llamar a su esposa "esa ventisca" le hizo molestar, así que sin más solo apuntó hacia una puerta que se encontraba del lado izquierdo, causando confusión en el grupo de jóvenes. — Ahí está la salida maldito hijo de pu**.— habló con molestia. — Oye tranquilo, solo estaba bromeando con ustedes, jamás quise molestarte.— se disculpó Samuel. — Te dije que si le molestabas te iba a incinerar aquí mismo.-— amenazó. — Ethan, tranquilo.— lo tomó del brazo.— no me molesta lo que este niño me haya dicho, déjalo que hable, nada más que no te venga a reclamar porqué le pegué. — ¡Amy!.— regañó Mariana. — No eres mi mamá para sermonearme, ni decirme algo sobre mi vocabulario.— se cruzó de brazos. — Y por eso, la quiero.— pensó Ethan. — Ahg, dejemos ya de lado esta discusión y ya váyanse por que no quiero lidiar con ese estúpido jinete de nuevo, mucho menos estar ahí peleando como idiota solo por que ustedes son... Le tapó la boca.— Vayanse, no quiero comenzar a discutir otra vez.— suspiró el rubio. El grupo de chicos y chicas solo asintieron y después corrieron hacia la puerta y salieron, dejando a el par de elementos solos. — No me culpes, si no te callaba no se iban a ir.— le destapó la boca. — No iba a decir nada malo.— miró a Ethan. — Jeje, aveces siento que poco a poco esa personalidad oculta esta saliendo a la luz.— sonrió.—¿qué más me escondes? — Ethan, es más que obvio que estoy estresada por eso, ¿crees que estaría tranquila sabiendo que hay 4 locos enviados por un psicópata a que nos mate para mandar este mundo a la...— hizo una pausa.— para mandar a este mundo a la basura?. — ¿Por qué te...? Lo interrumpió.— Dejemos esto de lado por favor.— soltó un suspiro al ver la mirada confusa de su acompañante. —Vamos, dime.— se acercó a ella para luego abrazarla, esperando a que le dijera lo que realmente estaba a punto de decir, pero no dio resultado alguno.
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