En cuanto el segundo receso se hace efectivo la pelirroja sale en busca de su amiga Silvye. —¿Estás bien?— Arquea sus cejas preocupada. —Solo estoy con muchas cosas en la cabeza.— Tuerce sus labios. —Deberías de tomarte las cosas con más calma.— Le aconseja. Blaire solo sonríe colocando sus ojos en blanco. —El día que pueda tener una noche con tranquilidad lo haré.— suspira apretando sus labios. —Te haré unas hierbas para que puedas tomar con un te.— Suspira pensando en su bienestar. Blaire agradece con la mirada. —Eso sería de ayuda.— Admite. —Supongo que no me estás buscando con tanta desesperación para eso.— Mueve su cabeza a un costado con una sonrisa. —Por eso sos mí druida.— Sonríe. La morocha le guiña un ojo. —Me siento halagada.— Bromea llevando una mano a su pecho. —¿Dón