Sexo oral parte 1

590 Words
En este punto, tengo que advertirles que hay cosas que no puedo explicar; me refiero exclusivamente al sexo, no porque no tenga el vocabulario o esté intentando parecer conservadora, sino porque no alcanzo a comprender, cómo Sebastián lograba ciertas posiciones, movimientos o producir sensaciones en mí. Se darán cuenta más adelante a lo que me refiero. En un parpadeo estaba acostada boca arriba, y Sebastián estaba sobre mí, besándome apasionadamente; eran esos besos, que en lo profundo de mi ser recordaba nos dábamos cuando éramos novios. Su lengua asaltando mi boca, sus manos desesperadas, pareciendo inexpertas. Se levantó, arrancando su aliento de mi boca. –¡Lo siento! –Abrió el vestido en dos, los botones salieron volando, su ansiedad me sorprendió y a la vez me hizo humedecer. Vio mi cuerpo con detenimiento, de arriba a abajo, y cuando sus ojos conectaron con los míos, me dio una sonrisa ladina. Su rostro se hundió en mi cuello, mientras sus labios formaron un camino húmedo a través de mi cuerpo. Su mano hábil desabrochó el sostén, y como un acto de magia lo desapareció. Su lengua formó círculos en una de mis areolas, para culminar succionando el pezón con fuerza, y me hizo gemir ante ese placer; mientras su otra mano masajeaba el otro seno. Continuó bajando, llevando con él mis bragas. Sus manos se deslizaron entre mis muslos, provocando que abriera mi piernas para él, y su cabeza se perdió en ese espacio. -¡Dios! –Su lengua acariciaba mi clítoris sutilmente, mientras sus manos me atraían con fuerza hacia él. Tomé su cabello entre mis dedos, disfrutando y perdiéndome por el camino que me estaba llevando. Introdujo un dedo en mi interior, lentamente, percatándome de mi propia humedad. Lo sacó, sólo para que el segundo asalto fuera más salvaje y con dos dedos. Mantuvo el ritmo, mientras sentía mis fluidos escurriendo. Su último movimiento fue sacar los dedos y succionar con fuerza mi clítoris, provocando una sensación de placer tan intenso que dolió. -¡Oh, Bebé! ¡Estás lista para mí! -Estaba recuperándome de la última sensación, cuando lo vi comenzar a desnudarse. Desabotonó su camisa para quitársela, permitiéndome ver su torso desnudo, sus músculos ya no estaban tan marcados como antes, pero se había mantenido delgado, y su irresistible atractivo seguía atrapándome. Bajó sus pantalones, y supongo que la ropa interior al mismo tiempo, porque cuando se enderezó completamente, su falo estaba totalmente perpendicular a su cuerpo. Colocó sus manos sobre mis pies, subiendo con cierta paciencia a través de mis piernas, hasta que su boca alcanzó la mía, para besarme de nuevo; pero en esa ocasión, fue un beso suave y tranquilo, tan lleno de ternura. En medio de eso, su pene encontró su destino, sumergiéndose en la humedad que preparó con anterioridad. -¡Te amo Alex! -Una lágrima se resbaló por mi mejilla. Esas simples palabras lo hacían tan íntimo, que supe estaba haciéndome el amor. Limpió mi lágrima con su pulgar y me dio una sonrisa llena de dulzura, que duró poco, porque me tomó con fuerza y velocidad, que no pude contener mis gemidos. -¡Dios Sebs! -Levanté las caderas, para sentir que me penetraba con profundidad y el orgasmo me alcanzó. -¡Mírame Alex! -Abrí mis ojos con dificultad, y los suyos me atraparon para abrazarme, desbordando ese sentimiento que siempre había estado ahí, que era de él. Se lanzó a mis labios en un intento de beso, porque justo en ese momento, él alcanzó el clímax.
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