El mismo día Estambul Palacio Topkapi Emir Tenía la corazonada que debía mantenerme con los ojos abiertos, estar atento al más mínimo movimiento de Burcu, pero debo admitir que me dejó indefenso y desconcertado con su presencia en el banquete matutino. Ante todo, asomó un indicio de un desastre avecinándose, porque su sonrisa descarada, la oscuridad de sus ojos profundos destilaban un grito desafiante en el aire que replicaba peligro. Por supuesto mi madre menosprecio mi preocupación, ¿Acaso no entendía la amenaza que se cernía sobre nosotros? Pero estaba cegada o negándose a lo evidente. Aunque Ramsés y Brajin fueron más osados, escuchando sus comentarios maliciosos. –Debo reconocer que nos ganó Burcu, fue astuta previendo la trampa, pero no se conformó, nos castigó por nuestro atrev