Un cielo estrella sobre nuestras cabezas, un pescado asándose en una fogata, y un abrazo cálido de la persona que amas ¿Qué más se puede pedir, para ser feliz? Quizás algo, que disminuyera mi sorpresa. Al enterarme. De las diversas labores, que tendría que realizar en ese lugar. Sin mencionar, el hecho. De que, debíamos aprender sobrevivir. Por nuestros propios medios. En un páramo salvaje ¿Qué podía hacer ahora? No era un biólogo, tampoco uno mecánico, y mucho menos un aventurero.
Solo era un traductor de textos antiguos. Si bien, tenía algunos conocimientos de tecnología. Por mis traducciones, enfocadas a este rubro. No me sentía completamente seguro, de poder realizar todas las tareas de mantenimiento. Había pasado, ya muchos años. Desde que hice algo parecido. Cuando habitaba, en el
