Ha pasado un mes. Desde nuestra llegada, a las instalaciones. En el domo sumergido. Durante este periodo de transición, adaptación, y asentamiento. Han sucedido, grandes mejorías. Tanto en el desempeño de mis tareas, como en el aprendizaje de Alika. Quizás, porque cada uno se hizo responsable. Y puso todo de su parte, con respecto a sus obligaciones. No tengo mucho que decir en realidad, sobre esas fechas. Pero francamente, en ese entonces. Me sentía muy feliz, y orgulloso. De que ambos, pudiéramos tener un crecimiento. En áreas tan distintas. En tan solo un mes. Es más. Jamás imagine. Que un día, podría salir de casa. Tomaría una lanza e, iría de casería. Como lo hicieron alguna vez, mis antepasados de las cavernas. Mucho menos, imagine. El ver a Alika, tomar un libro entre sus manos.